En las calles vibrantes de Ciudad de México, donde cada rincón rebosa de emprendedores tratando de abrirse camino, Jhanilka Hartzog ha emergido como una figura de inspiración. Originaria de esta urbe, Hartzog ha vivido de cerca la lucha por el éxito en un mercado laboral cada vez más competitivo. Pero, ¿qué hace su enfoque tan especial? La respuesta radica en su habilidad para convertir lo que muchos consideran un simple «ajetreo» en una fuente de riqueza duradera.
La primera estrategia que Hartzog propone es la diversificación de ingresos. «No pongas todos tus huevos en una sola canasta,» dice con una sonrisa mientras pasea por el bullicioso mercado de San Juan. Ha aprendido que tener múltiples fuentes de ingreso no solo mitiga riesgos, sino que también abre puertas a oportunidades inesperadas. Desde vender productos artesanales hasta ofrecer servicios de consultoría, cada pequeño proyecto suma a su cartera financiera.
Luego, Hartzog subraya la importancia de la automatización y eficiencia. En su estudio, lleno de libros y gadgets tecnológicos, explica cómo ha implementado herramientas digitales para gestionar sus negocios. «El tiempo es oro,» comenta, mientras muestra cómo usa software para automatizar ventas, marketing y hasta la gestión de clientes. Esto le permite dedicar más tiempo a la creación de nuevas ideas y a la innovación, elementos clave para mantenerse relevante en cualquier industria.
Otra estrategia vital es el networking inteligente. Hartzog no cree en la acumulación de contactos por el simple hecho de tenerlos; se trata de crear relaciones auténticas y provechosas. En eventos locales y redes sociales, ha construido una red de aliados que no solo comparten recursos, sino que también abren caminos hacia mercados nuevos. «La colaboración es la nueva competencia,» asegura mientras revisa su agenda llena de reuniones y colaboraciones.
La cuarta estrategia es el aprendizaje continuo. Hartzog es una ávida lectora y estudiante de todo lo que pueda enriquecer su conocimiento empresarial. Desde cursos en línea hasta talleres presenciales, ella cree que el éxito sostenido se basa en la capacidad de adaptarse y aprender constantemente. «El mercado cambia, y si no evolucionas con él, te quedas atrás,» reflexiona mientras hojea un libro sobre las nuevas tendencias en inversión.
Finalmente, la quinta estrategia es la resiliencia y la mentalidad de crecimiento. Hartzog ha enfrentado fracasos, pero cada uno de ellos ha sido un escalón hacia adelante. «El éxito no es una línea recta,» dice mientras señala un gráfico de su progreso empresarial en la pared, lleno de altibajos. Esta mentalidad le ha permitido ver cada reto como una oportunidad para fortalecer su estrategia y su carácter.
En conclusión, Jhanilka Hartzog no solo ha descifrado el código del éxito lateral; lo ha transformado en un arte. Con estas cinco estrategias, ella no solo enseña a ganar dinero, sino a construir un legado de riqueza que perdure. Su historia es un testimonio de que con persistencia, innovación y una visión clara, cualquier ajetreo puede convertirse en un imperio.