Por Bruno Cortés
En el bullicioso mundo del Congreso mexicano, el clima se calienta cada vez más con la discusión sobre las reformas judiciales. El Grupo Parlamentario del PRI ha decidido alzar la voz y anticipar su voto en contra de los dictámenes que el Senado envió para su aprobación. Rubén Moreira Valdez, coordinador de los priistas, no se guarda nada y señala que las propuestas tienen fallas técnicas que podrían poner en jaque la estabilidad constitucional del país.
«Vamos a votar en contra, lo anticipo», afirma Moreira en una reunión con medios. El mensaje es claro: sus compañeros de la Comisión de Justicia están de acuerdo en que el texto que se está tratando está lleno de errores, hasta en la redacción. La prisa por aprobar la reforma ha llevado a que el documento esté mal elaborado, lo que, según él, es preocupante para el papel que deben desempeñar los diputados.
Una de las grandes banderas que levantan es la urgencia. Moreira sostiene que esta velocidad está perjudicando la calidad del debate legislativo. “Este tipo de afirmaciones de otros partidos demeritan la función del diputado, que debería ser deliberar y corregir errores”, dice, con una clara crítica a cómo se están llevando las cosas.
Pero las fallas no se limitan solo a la forma. El diputado denuncia que las reformas incluyen contradicciones con lo que ya se ha aprobado en la Constitución, lo que pone en entredicho la coherencia del proceso legislativo. “Nos alarma la falta de técnica jurídica”, advierte, y sostiene que este camino puede llevarnos a una crisis constitucional, o incluso ya la estamos viviendo.
Uno de los puntos más polémicos es la propuesta de dar nuevas atribuciones a la presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE). Moreira cuestiona que estos nombramientos queden exclusivamente en manos de una sola persona, lo que él ve como un intento de control político. “Llama la atención que se quiera apoderar de los órganos ejecutivos, en este caso del INE”, dice, dejando claro que no está dispuesto a permitir que esto suceda.
Además, el legislador señala que la rapidez con la que se quieren aprobar estos dictámenes parece ser una imposición desde el Ejecutivo. “No se puede legislar de esta manera, sin tiempo para la reflexión”, subraya, expresando su preocupación de que esto devalúe la función legislativa. Los diputados, en su opinión, no deberían ser solo “siervos del Poder Ejecutivo”.
Por eso, Moreira hace un llamado a detener el proceso y abrir un espacio real para la discusión. “Lo más sensato sería corregir los errores que hemos señalado antes de aprobar cualquier cosa”, concluye, dejando claro que la reforma necesita más atención y revisión antes de convertirse en ley.