En una reciente comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos, el Fiscal General Merrick Garland destacó la descomunal riqueza de los cárteles mexicanos dedicados al narcotráfico, señalando que sus ingresos superan los de algunos países. Esta afirmación pone de relieve la complejidad y la magnitud de los desafíos que enfrentan tanto México como Estados Unidos en su lucha contra el narcotráfico.
Garland enfatizó la dificultad de combatir a estos grupos en ciertas zonas de México, mencionando que «hay lugares en México donde es difícil lidiar con los cárteles», debido a su inmenso poder económico y su capacidad de influencia. Además, el Fiscal General expresó su deseo de una cooperación más estrecha con el gobierno mexicano, siguiendo las sugerencias del Buró Federal de Investigaciones (FBI) de la semana pasada.
La relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos ha enfrentado tensiones, especialmente después de las restricciones impuestas por el Gobierno de López Obrador a la operación de agencias de inteligencia estadounidenses en 2021. Aunque Garland ha hecho esfuerzos personales para restaurar la cooperación con la Agencia Antinarcóticos (DEA), admitió que aún no ha logrado restablecer completamente los lazos.
La influencia y el poder de los cárteles se extienden más allá de las fronteras de México, afectando directamente a Estados Unidos, especialmente con la crisis de salud provocada por el consumo de fentanilo. Ann Milgram, directora de la DEA, reveló que se realizó una «infiltración proactiva y sin precedentes en el Cártel de Sinaloa» para abordar esta crisis.
El despido en 2022 del director de la DEA en México, Nicholas Palmeri, subraya los desafíos adicionales que enfrentan las agencias de EE.UU. Palmeri fue despedido después de intentar usar fondos de la agencia para pagar por su fiesta de cumpleaños y mientras era investigado por sus relaciones con abogados de narcotraficantes.
Este complejo panorama muestra la necesidad de una colaboración más efectiva y transparente entre México y Estados Unidos para combatir no solo el narcotráfico, sino también sus efectos devastadores en ambas sociedades. La lucha contra los cárteles requiere no solo recursos financieros, sino también un compromiso político y social profundo para superar los obstáculos que impiden una acción efectiva.