En una de sus primeras decisiones públicas como líder de la Iglesia Católica, el papa León XIV ha tomado una postura firme frente a uno de los temas más sensibles y dolorosos que enfrenta la institución: los abusos sexuales cometidos por miembros del clero.
Este sábado, el pontífice —el primero originario de Estados Unidos en la historia— designó al arzobispo francés Thibault Verny como presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, el órgano vaticano encargado de coordinar y supervisar las acciones contra los abusos sexuales en la Iglesia. Verny, de 59 años, continuará también en su cargo como arzobispo de Chambéry, en el sureste de Francia.
La designación representa un primer paso simbólico y operativo del nuevo Papa, en un contexto donde la Iglesia ha enfrentado críticas internacionales, demandas millonarias y una pérdida significativa de credibilidad moral tras décadas de denuncias de abusos encubiertos.
La comisión, creada por el papa Francisco en 2014, ha sido uno de los pilares de los intentos del Vaticano por recuperar la confianza de los fieles y de las víctimas. Verny sustituye al cardenal Seán O’Malley, de 81 años, quien ocupó el cargo desde la fundación del organismo y fue clave en la formulación de políticas para atender a las víctimas y prevenir nuevos casos.
En un comunicado, Verny expresó su compromiso con la transformación interna y con un enfoque global y justo:
“Promoveremos el reparto equitativo de los recursos para que todas las partes de la Iglesia, independientemente de la geografía o las circunstancias, puedan mantener los más altos estándares de protección”.
Por su parte, O’Malley respaldó el nombramiento y calificó a Verny como “un líder colaborador comprometido con la adopción global de la protección y la salvaguardia”, lo cual será vital para continuar el trabajo de prevención y justicia dentro de la institución.
Este cambio ocurre en medio de una fuerte presión internacional para que la Iglesia no solo reconozca los errores del pasado, sino que actúe con contundencia para evitar que se repitan. Si bien muchos sectores consideran que aún hay mucho por hacer, este movimiento temprano del papa León XIV puede marcar una nueva etapa en la relación entre la Iglesia y las víctimas.
El nuevo pontificado ha comenzado, y los ojos del mundo estarán puestos en cómo se gestiona uno de los temas más críticos de la era contemporánea de la Iglesia Católica.