En el ámbito de la política internacional, el Grupo Wagner ha captado la atención como una controvertida organización paramilitar de origen ruso. Descrito como una empresa militar privada, una red de mercenarios e incluso un ejército privado de facto del presidente Vladimir Putin, este grupo ha generado debates y preocupaciones en diferentes partes del mundo.
Varios medios rusos han señalado que el Grupo Wagner cuenta con financiamiento estatal, así como con el respaldo de empresarios cercanos al mismo, entre ellos Yevgeny Prigozhin, un oligarca ruso. Prigozhin, considerado como la cabeza visible de esta organización, ha sido objeto de acusaciones por parte de la inteligencia rusa, que lo señala como responsable de organizar un golpe de Estado.
La relación entre el Grupo Wagner y Putin ha sido descrita como un «matrimonio de conveniencia», lo cual ha generado especulaciones sobre el grado de respaldo y complicidad del presidente ruso hacia esta entidad.
El Grupo Wagner ha participado en diversas operaciones en el extranjero, siendo destacadas su presencia en Ucrania, Siria y varios países africanos. En Ucrania, ha brindado apoyo a los separatistas prorrusos y ha sido señalado por crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos.
En Siria, el Grupo Wagner ha respaldado al gobierno de Bashar al-Assad, generando controversia y preocupación por su papel en el conflicto. Asimismo, en países africanos, ha enfrentado acusaciones de violaciones de derechos humanos, lo que ha intensificado las críticas hacia esta organización.
Además, se ha informado ampliamente en los medios de comunicación sobre la presunta implicación del Grupo Wagner en el asesinato de tres periodistas rusos en la República Centroafricana en 2018. Estos periodistas se encontraban investigando las actividades del grupo, lo que ha despertado serias interrogantes sobre su accionar y su presunta impunidad.