En el corazón de México, donde las sierras se elevan y el sol acaricia los cafetales, se cultiva uno de los mejores cafés del mundo. Pero, ¿cuál es el café que destaca entre todos? Y, una vez encontrado, ¿cómo lo preparamos para extraer su esencia? Vamos en un viaje sensorial a través de los secretos de los granos mexicanos.
El café mexicano es como un poema de la tierra, con versos que varían según la región. Las tierras altas de Chiapas, Veracruz, Oaxaca y Puebla son las más renombradas por sus granos de Arábica, cultivados en altitudes que van desde los 900 hasta los 2,000 metros sobre el nivel del mar. Aquí, el café no solo crece; es moldeado por el clima, la altitud y las tradiciones ancestrales.
Chiapas, especialmente, es conocido por producir algunos de los granos más aclamados, como el café de la región de El Triunfo, uno de los más reconocidos a nivel internacional. Estos granos, cultivados en condiciones orgánicas y bajo la sombra de la selva, ofrecen un sabor con notas a chocolate, nuez y una acidez equilibrada que seduce al paladar.
Cuando hablamos de tueste, el secreto está en no enmascarar la sutileza de estos granos. Un tueste medio es generalmente el más recomendado para el café mexicano, ya que permite resaltar su sabor natural sin agregar excesiva amargura. Este tostado proporciona un equilibrio perfecto entre acidez, dulzura y cuerpo, revelando los matices frutales y achocolatados que caracterizan al café de especialidad mexicano.
Para pedir el café perfecto, la clave está en la especificidad. Si te encuentras en una cafetería en la Ciudad de México o en cualquier otra parte del país, solicita un «café de Chiapas de tueste medio, preparado en prensa francesa». Esta petición no solo asegura que el barista entienda que buscas calidad, sino que también te da un café con un cuerpo más robusto y un sabor que se despliega con cada sorbo. Para los amantes del espresso, un «café de Veracruz tostado medio oscuro» podría ser la opción, ofreciendo un sabor intenso y una crema notable.
La experiencia de pedir café en México va más allá del grano; es una inmersión cultural. En muchos lugares, puedes encontrar el tradicional «café de olla», una mezcla de café tostado a mano con canela y piloncillo, que se prepara en una olla de barro. Este método añade un toque de nostalgia y autenticidad, ideal para aquellos momentos en los que se busca no solo beber café, sino saborear la historia y la tierra de México.
Sin embargo, no todas las experiencias son iguales. En ciudades como CDMX, los amantes del café pueden explorar expendios antiguos como Café Equis o Café Villarías, donde el ritual del café se vive con cada grano tostado al momento, ofreciendo una experiencia sensorial que va desde la selección del grano hasta la taza de café artesanal.
Para los que buscan llevar un pedazo de México a casa, las marcas como Moretto, con su café de Coatepec, Veracruz, y Origeens, con su enfoque en cafés orgánicos y de altura, son opciones que prometen fidelidad a la tierra y al sabor. Al pedir café, no solo estás pidiendo una bebida; estás solicitando una narrativa de sabor, tradición y calidad que solo México puede ofrecer.