CDMX a 8 de diciembre, 2022.- Aspirante a relevar al presidente Andrés Manuel López Obrador, Gerardo Fernández Noroña, diputado federal por el Partido del Trabajo, se dice convencido de que la gente no solo quiere continuidad.
Si no se aprieta el paso, advierte en entrevista exclusiva con RT, el proceso de cambio terminará frenándose. Sin importar quién sea finalmente el candidato del movimiento progresista, asegura, seguirán existiendo presiones, tanto fuera como dentro del país, para descarrillar la ‘Cuarta Transformación’.
RT: Sostienes que eres el único aspirante a ser candidato a la Presidencia de México que representa un proyecto de transformación con propuestas de izquierda, ¿qué te distingue de tus otros compañeros del movimiento progresista?
G.F.N.: Mi compañera Claudia Sheinbaum (la jefa de Gobierno de la Ciudad de México) también es de izquierda. Sin embargo, mi visión es mucho más de fondo. Conmigo se garantizaría no solo la continuidad de la Cuarta Transformación, sino su profundización.
Lo que propongo es sentar las bases de un nuevo sistema económico, un sistema donde se ponga en el centro al ser humano en armonía con la vida y el planeta.
Soy un convencido que hay que reformar de manera profunda la Constitución. Lo menos a lo que deberíamos aspirar en México es a recuperar los derechos sociales alcanzados tras la Revolución de 1910.
Incluso creo que hay que ir más lejos, necesitamos recuperar todo lo que es del pueblo y ponerlo al servicio del pueblo: playas, lagunas, montañas, puertos, aeropuertos, carreteras, mares, litorales, etc.
Tenemos que encontrar la forma de pasar de programas de apoyo económico a políticas públicas que apunten hacia una mayor redistribución de la riqueza. Es la única forma de satisfacer las necesidades de la gente.
Los grandes empresarios siguen sin pagar los impuestos que les corresponden. Ahí está el caso de Ricardo Salinas Pliego, un hombre que tiene un patrimonio de miles de dólares y que continúa en litigio con tal de no pagar impuestos.
Es una lógica irracional y suicida, pero al final de cuentas es la lógica del sistema. Por eso yo insisto que nos tenemos que replantear un cambio de rumbo, con todos los sectores, incluyendo los empresarios. Hay que llevar la justicia social hasta el rincón más apartado de la Nación.
Lograr que toda persona que habite en nuestra Patria coma tres veces al día y tenga un techo; que tenga agua, electricidad e Internet; que no solo nadie sea rechazado de las escuelas públicas, sino que se brinde desayuno y comida gratuitos a los estudiantes; hay que establecer comedores populares a lo largo y ancho del país, etc.
En líneas generales así es como plantearía el proyecto de país que me propongo encabezar en 2024. Se trata de determinar, ya en una segunda etapa, hasta dónde vamos a avanzar. Pero eso lo va a decidir la gente.
Lo va a empezar a decidir desde que se elija el candidato presidencial de nuestro movimiento. Si me eligen a mí, o al resto de mis compañeros, la gente habrá mandado un mensaje sobre hasta dónde quiere llevar este proceso de transformación.
Si me eligen a mí, o al resto de mis compañeros, la gente habrá mandado un mensaje sobre hasta dónde quiere llevar este proceso de transformación.
Todos mis compañeros están muy comprometidos y preparados, no es una diferencia de tipo personal. La diferencia es que yo estoy convencido de que hay profundizar los cambios y no veo ese ánimo en mis compañeros.
Ellos, en el mejor de los casos, piensan mantener lo hasta ahora logrado. Y creo que, si te limitas a eso, los cambios se terminan echando para atrás. La historia de nuestro país y la Humanidad así lo demuestra.
RT: Varios analistas consideran que en 2018 López Obrador ganó la elección presidencial porque se «moderó», porque se colocó al «centro», ¿a qué atribuyes que en 2024 sí será posible impulsar una candidatura con un proyecto político abiertamente de izquierda?
G.F.N.: El compañero presidente hizo alianzas muy amplias. Su Gobierno ha demostrado un enorme avance, ha cumplido todos sus compromisos. Sin embargo, la gente quiere ir más lejos, se siente indignada. Por ejemplo, quiere llevar a juicio a los expresidentes, que se ponga un alto a la violación de los derechos laborales, los despojos de tierras, etc.
En otro momento la gente vería con reservas mi candidatura, pensaría que no es necesario ir tan lejos. Hoy la situación es justo la contraria, me lo dicen todo el tiempo en mis recorridos por el país.
Da lo mismo que quieras avanzar poco o mucho; la presión, la resistencia y los ataques a nuestro Gobierno van a ser de la misma dimensión. Por eso soy un convencido de que para mantener esta transformación hay que profundizar.
El compañero presidente lo ha dicho de forma reiterada, el pueblo va a decidir quién será el candidato. Mis compañeros están con la idea de que la candidatura se va a definir desde el aparato del Estado. Se equivocan.
RT: Has recorrido muchos de los municipios de México. A partir de esta experiencia a ras de tierra aseguras que la gente quiere profundizar la transformación. Sin embargo, arriba, en las élites, ¿consideras que también existe disposición? ¿Están dadas las condiciones más allá de la voluntad del pueblo?
G.F.N.: Nunca existen esas condiciones, hay que crearlas. Es un asunto de determinación, no es voluntarismo. Nunca va a haber un «momento adecuado» para tomar decisiones soberanas. Siempre estarás bajo amenazas y presiones, la oposición a la reforma eléctrica así lo demostró.
El Parlamento Europeo, se decía muy preocupado por la libertad de expresión en México, pero una vez que no se aprobó la reforma eléctrica, guardó silencio: dejaron de interesarse por la libertad de expresión. Son unos hipócritas.
O EE.UU., que a través de sus fondos de inversión ejerció fuertes presiones para que nuestro Gobierno diera marcha atrás. Cada vez que tomemos una decisión soberana, las grandes empresas y los Gobiernos de Europa y EE.UU. van a presionar, pero para nosotros la prioridad es el bienestar de nuestro pueblo.
RT: ¿Cuál es tu balance de las relaciones entre México y EE.UU. de cara a la sucesión presidencial? ¿Consideras que hay riesgo de injerencia? Ha habido muchas presiones de Washington, por la reforma constitucional en materia eléctrica, inconformidades en el marco del T-MEC…
G.F.N.: La reforma eléctrica fue objeto de muchas presiones desde el exterior. Nosotros queríamos que el Estado conservara un 55 % del mercado eléctrico nacional y los privados un 45 %. Si dejábamos las cosas como estaban y no hacíamos cambios a la ley, al final de este sexenio la Comisión Federal Electricidad (CFE) iba a tener el control de apenas un 10 %.
Recordemos que, antes de reunirse con el presidente de EE.UU., Joe Biden, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el compañero presidente dijo a la prensa que, si recibía reclamos de parte de ellos por el tema eléctrico se limitaría a decir que «lo único que México quiere es que dejen de robar». Tan sencillo como eso. No es un asunto de radicalidad, sino de un mínimo de respeto.
Creo que EE.UU. asume que nuestro movimiento va a ganar en 2024. Su embajador, Ken Salazar, que es muy entrometido, hizo esa maldad de llamar a mi compañera Claudia Sheinbaum «presidenta» en un acto público, sin embargo, no creo que sea la candidata de Washington, ellos quieren un perfil menos de izquierda.
Nadie de nuestro movimiento les resulta cómodo, aunque si tuvieran que elegir, optarían, claro, por el perfil que muestre menos resistencia. Pero esa es la visión de ellos. Insisto, dentro de nuestro movimiento debemos unirnos.
Aunque el próximo Gobierno sea moderado, pongamos de ejemplo que yo sea ese «moderado», de todas maneras EE.UU. buscaría tirarme del poder. Lo que ellos quieren son incondicionales. EE.UU. quiere un presidente que sea servil, que traicione al pueblo de México.
Nadie de nuestro movimiento les resulta cómodo, aunque si tuvieran que elegir, optarían, claro, por el perfil que muestre menos resistencia. Pero esa es la visión de ellos. Insisto, dentro de nuestro movimiento debemos unirnos, los cinco que aspiramos a relevar al presidente López Obrador. Está en juego el futuro del país.
En la Embajada de EE.UU. se complota todos los días, se intriga para tirar a nuestro Gobierno. A pesar de eso, en su discurso del 27 de noviembre, en el Zócalo de la Ciudad de México, López Obrador volvió a insistir en la necesidad de mantener una relación amistosa y de respeto con EE.UU.
Sin embargo, el compañero presidente también dejó claro que, si trastocan la independencia y la soberanía, o atentan contra el pueblo de México, su Gobierno va a responder. Me pareció un mensaje de una gran claridad y firmeza que marca muy bien la línea que nosotros debemos seguir.
RT: Una de tus propuestas es convocar a un Congreso Constituyente, sin embargo, en varios países de América Latina esta idea no ha prosperado. En Perú, Pedro Castillo finalmente no se animó a convocarlo y, más recientemente, en Chile se rechazó la nueva Constitución, ¿cómo hacer que la gente apoye esta propuesta cuando la mayoría de los medios de comunicación haría propaganda en contra? La democratización de los medios de comunicación es uno de los pendientes de la 4T…
G.F.N.: Sí. Estaríamos ante un círculo vicioso porque para hacer una reforma constitucional sobre medios de comunicación tendríamos que tener las dos terceras partes de los votos en el Congreso, y si buscamos hacer la reforma en el marco del Congreso Constituyente, vamos a tener a la mayoría de los medios en contra nuestra.
Creo que ya habíamos derrotado a los grandes medios de comunicación, pero con la pandemia la gente se encerró en sus casas y volvió a ser presa de la manipulación; un sector de la sociedad que ya había avanzado en su proceso de politización finalmente dio un paso atrás.
Por otro lado, lo que sucedió en Chile ha generado que muchos compañeros digan que el Constituyente no es el camino: no se va a poder hacer y, en caso de que se haga, no va a avanzar. En la Cámara de Diputados aún no resolvemos aprobar el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo porque dicen que «el pueblo es muy conservador». Pues yo les respondo que se le tiene que quitar.
Al parecer este fue uno de los temas que en Chile logró parar lo que había sido una demanda del pueblo. Es una paradoja que el pueblo haya pedido una nueva Constitución, luego la rechazara y, con ello, mantuviera la Constitución impuesta por la dictadura de Augusto Pinochet.
De todas formas, soy un convencido de que hay que convocar a un Congreso Constituyente. Veo un nivel de politización importante entre la gente, una gran claridad y conciencia. Difiero del compañero presidente cuando dice que las reformas a la Constitución que necesitaba el país ya se hicieron, yo creo que no.
Se han construido cimientos muy fuertes y sólidos, es cierto, pero no son suficientes. Por ejemplo, el hecho de que no tengamos reestablecidos los derechos laborales surgidos de la Revolución Mexicana (antigüedad, aguinaldo, pensión, jubilación, etc.) es muestra de que todavía hacen falta reformas.
O el control que tiene el capital extranjero sobre un 20 % de la industria petrolera y un 50 % del mercado nacional de electricidad, hay que cambiar esta realidad. El Constituyente es una vía para lograrlo.