Por Bruno Cortés
Por Bruno Cortés
La Cámara de Diputados ha comenzado a discutir un tema que ha generado más de un debate acalorado: la reforma del presidente Andrés Manuel López Obrador para que el Ejército asuma el control de la Guardia Nacional. Desde que se creó este cuerpo de seguridad en 2019, la promesa fue clara: mantenerlo bajo un mando civil. Sin embargo, la realidad parece estar tomando un giro diferente.
La propuesta de López Obrador busca que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se encargue de la administración de la Guardia Nacional, que cuenta con más de 120 mil elementos. En palabras del vicepresidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, esto permitirá que la Sedena “ejecute la estrategia de seguridad pública”. Pero, ¿qué significa esto en la práctica? Es un poco como decir que, a partir de ahora, los soldados no solo serán parte del desfile, sino que estarán al frente de la batalla contra la delincuencia.
Pero no todo el mundo está de acuerdo con esta idea. Algunos legisladores de oposición han levantado la voz advirtiendo sobre una “militarización” del país. La reforma planea modificar el artículo 129 de la Constitución, que ha mantenido a los militares en su sitio desde 1857, limitando sus funciones en tiempos de paz. También se busca eliminar la “garantía orgánica” que asegura que las fuerzas de seguridad sean de carácter civil. ¿El resultado? Más poder para los militares en un país que ya ha visto cómo la seguridad se ha vuelto un tema candente.
Desde que asumió la presidencia, López Obrador ha aumentado las responsabilidades de las Fuerzas Armadas, dándoles tareas que van desde la seguridad pública hasta la construcción de infraestructura, como el Tren Maya, y la administración de aduanas y puertos. Esto ha llevado a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a declarar inconstitucional en 2023 una reforma anterior que pretendía militarizar la Guardia Nacional, argumentando que la seguridad pública es responsabilidad de las autoridades civiles.
Sin embargo, las cosas han cambiado. Desde el 1 de septiembre, el partido Morena y sus aliados tienen el control de más de dos tercios del Congreso, lo que les da la mayoría necesaria para hacer modificaciones a la Carta Magna. Esto significa que, si están determinados, podrían concretar la reforma que podría colocar al Ejército en un papel aún más protagónico en la vida diaria de los mexicanos.
En un país donde la violencia y la inseguridad son temas de todos los días, la pregunta que muchos se hacen es si este cambio es realmente necesario o si solo es un camino hacia una militarización que podría tener consecuencias imprevisibles. La discusión apenas comienza y promete ser una de las más importantes del actual periodo legislativo.