Cotija de la Paz, un municipio en Michoacán famoso por su queso, también se distingue por su panadería tradicional que refleja la herencia europea de sus fundadores. Los platillos locales, como las raspadas, se complementan con panes únicos que enriquecen la gastronomía de la región. Las trancas, trenzadas y crujientes, ofrecen un sabor equilibrado que no se inclina ni por lo dulce ni por lo salado, mientras que las aguacatas, redondas y dulces, se destacan por su uso generoso de piloncillo, brindando un sabor profundamente mexicano que contrasta con su textura tipo hojaldre.
Procedimientos para el Pan Perfecto
Las trancas se preparan mezclando harina, royal, sal, azúcar, agua fría y mantequilla. Tras amasar y dejar reposar, la masa se moldea en tiras largas que se tuercen para formar trenzas, las cuales se hornean hasta dorarse, brindando un crujiente perfecto para acompañar cualquier comida o disfrutarse solas. Por otro lado, las aguacatas se elaboran formando una masa con harina, huevos, levadura y un mix de grasas, a la cual se le añade una miel de piloncillo, anís y canela. Formadas en bolitas y horneadas, estas piezas dulces son una delicia que representa la dulzura natural de Cotija.
Este enlace profundo entre la cocina y la cultura local no solo ofrece una experiencia gastronómica sino también una conexión con la historia y la identidad de Cotija. A través de su panadería, Cotija nos invita a saborear la riqueza de su tierra y la creatividad de sus gentes.