Los expertos del INAH detallan que el fragmento de muralla, ubicado en la calle Landero y Coss, mide 4 metros de largo y 5.3 metros de ancho. Los sillares de piedra múcara labrados en espiga que componen el muro coinciden con planos históricos, como uno elaborado en 1804 por el ingeniero Miguel Costanzó, que se encuentra bajo resguardo del Archivo General de la Nación. Este plano ofrece información precisa sobre la construcción del tramo de la fortificación que daba al mar.
El INAH ha confirmado que este muro, parte del sistema defensivo de la ciudad, continúa hacia el noroeste, en dirección a la actual Tercera Sección Naval, lo que antiguamente era la Aduana Marítima. El hallazgo no solo confirma la existencia de este muro histórico, sino que también abre nuevas líneas de investigación sobre la expansión y protección de la ciudad durante los siglos XVIII y XIX.
A pesar de las obras en curso, el INAH y Asipona Veracruz han trabajado en conjunto para preservar y restaurar el fragmento de la muralla. Una parte del tramo será cuidadosamente desmontada para permitir las obras de drenaje pluvial, pero una vez concluidas, los sillares se reinstalarán en su lugar original. Además, la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH colabora con un equipo de restauración para poner en valor el resto del muro cubierto.
Todos los materiales recuperados hasta la fecha han sido enviados al Centro INAH Veracruz para su análisis, registro y conservación, mientras se elabora un proyecto de restauración que será dado a conocer próximamente.
Este hallazgo no solo revela un valioso fragmento del pasado, sino que refuerza la importancia de la conservación del patrimonio histórico en México.