La práctica de refrigerar los huevos en Estados Unidos contrasta marcadamente con las normas en América Latina y Europa, donde es común encontrar huevos a temperatura ambiente en tiendas y mercados. Esta divergencia se debe a variaciones en las regulaciones de seguridad alimentaria, métodos de procesamiento y percepciones culturales sobre la limpieza y almacenamiento de alimentos.
En Estados Unidos, los huevos deben ser lavados y desinfectados inmediatamente después de ser recolectados, según las normas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). Este proceso elimina la cutícula protectora de los huevos, haciéndolos más susceptibles a la contaminación bacteriana si no se mantienen refrigerados. La refrigeración a 7 °C (45 °F) es entonces obligatoria para prevenir el crecimiento de bacterias, especialmente salmonella, un patógeno comúnmente asociado con los huevos.
En contraposición, en Europa y en muchos países de América Latina, los huevos no pasan por un proceso de lavado industrial. Esto conserva la cutícula natural, que actúa como barrera contra las contaminaciones. Además, en Europa es común que las gallinas sean vacunadas contra la salmonella, reduciendo significativamente el riesgo de contaminación interna y externa, lo que permite que los huevos se vendan sin necesidad de refrigeración.
Esta diferencia también refleja un enfoque distinto en cuanto a la seguridad alimentaria y las prácticas de limpieza. En Estados Unidos, prevalece una preferencia por la presentación y limpieza extrema de los productos alimenticios, mientras que en Europa y América Latina, una ligera suciedad en un huevo no se considera necesariamente como una señal de falta de higiene, sino algo que el consumidor puede manejar fácilmente en casa.
Desde una perspectiva económica, el ahorro en costos de energía y almacenamiento sin la necesidad de refrigeración es considerable, una razón adicional por la cual muchos países optan por métodos de manejo que permiten la venta de huevos a temperatura ambiente.
La necesidad de refrigerar los huevos en Estados Unidos, entonces, se alinea con políticas específicas de seguridad alimentaria y una alta preocupación por las enfermedades transmitidas por alimentos. Mientras tanto, las técnicas alternativas empleadas en Europa y América Latina, que incluyen la preservación de la cutícula natural y la vacunación de las aves, ofrecen soluciones igualmente seguras pero más económicas y ambientalmente sostenibles.