La temporada navideña en México trae consigo sabores únicos, y entre ellos destaca un platillo que ha conquistado los corazones y paladares de millones: los romeritos. Este año, la producción de esta planta alcanzó cifras récord, reflejando no solo su popularidad, sino también su importancia económica para los agricultores del centro del país.
Los romeritos, científicamente conocidos como Suaeda torreyana, son mucho más que un simple ingrediente. Esta planta, que pertenece a la familia de los quelites, tiene raíces profundas en la cultura mexicana, remontándose a la época prehispánica cuando formaba parte de la dieta azteca.
A pesar de su nombre, los romeritos no tienen relación con el romero aromático. Son plantas nativas que crecen en suelos alcalinos y zonas pantanosas, alcanzando entre 60 y 100 centímetros de altura. Su apariencia de arbusto pequeño con hojas verdes carnosas los hace fácilmente reconocibles.
La producción de romeritos es un arte que se ha perfeccionado con el tiempo. La siembra comienza a mediados de octubre, principalmente en las chinampas de Tláhuac y Xochimilco en la Ciudad de México, así como en Valle de Chalco, Estado de México5. Este timing permite que estén listos para la cosecha justo a tiempo para las festividades decembrinas.
Este año, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) reportó una producción impresionante de 3,624 toneladas de romeritos. Esta cifra no solo representa un aumento respecto al año anterior, sino que también se traduce en un impacto económico significativo para las comunidades productoras.
En 2022, la producción de romeritos generó más de 17 millones de pesos para los agricultores de la región centro de México. Este año, se espera que la cifra sea aún mayor, consolidando a los romeritos como un pilar económico para comunidades como San Andrés Mixquic, San Nicolás Tetelco y San Juan Ixtayopan en Tláhuac, y San Gregorio Atlapulco en Xochimilco.
Los romeritos no son solo un ingrediente más; son el corazón de uno de los platillos más emblemáticos de la Navidad mexicana. La receta tradicional los combina con mole, nopales, papas cambray y camarón seco, creando una explosión de sabores que representa la fusión de culturas en la gastronomía mexicana.
Originalmente conocido como «revoltijo», este platillo nació en los conventos coloniales, donde las monjas crearon una delicia económica y sabrosa con ingredientes locales y europeos. Hoy, los romeritos son un símbolo de la identidad culinaria mexicana y una parte indispensable de la cena navideña.
Además de su valor gastronómico, los romeritos son una fuente importante de nutrientes. Ricos en ácido fólico, vitaminas A y C, calcio y fibra, ofrecen beneficios para la salud que complementan su delicioso sabor.
Este año, mientras disfrutas de tu plato de romeritos en la cena navideña, recuerda que estás saboreando no solo un platillo delicioso, sino también una parte de la historia, cultura y economía de México.
¡Buen provecho!