Por Bruno Cortés
La política internacional y la nacional suelen parecer dos mundos distintos, pero a veces se cruzan… como las balas. Y eso es precisamente lo que volvió a poner sobre la mesa el diputado Rubén Moreira Valdez, coordinador del PRI en San Lázaro, tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de desechar la demanda del gobierno mexicano contra los fabricantes de armas norteamericanos. Para él, el silencio del gobierno de México es más peligroso que las propias armas ilegales.
Desde su trinchera y vía Zoom, Moreira no se guardó nada. Le exigió al gobierno federal que levante la voz y actúe, porque mientras las armas cruzan la frontera como Pedro por su casa, la estrategia de seguridad mexicana sigue haciendo agua. Dijo claro que esta decisión judicial en EE.UU. es un golpe a la estrategia de López Obrador, quien según él, intentó responsabilizar a los gringos por lo que no ha podido resolver en casa.
Pero el diputado no se quedó solo en la crítica. Planteó una alternativa: un gran acuerdo trilateral de seguridad entre México, Estados Unidos y Canadá, algo que podría ir de la mano con la próxima revisión del T-MEC. Es decir, ya no solo hablar de comercio, sino también de seguridad, inteligencia e infraestructura fronteriza.
Y aunque reconoció que el tráfico de armas es un problema compartido, culpó al gobierno federal por su incompetencia. Según Moreira, las fronteras mexicanas son tan porosas que las armas entran por los puentes fronterizos sin mucha resistencia, porque la prioridad sigue siendo detener la droga… y ni eso logran bien.
Además, lanzó una crítica directa a la Secretaría de Relaciones Exteriores y al canciller, a quien calificó como un “cero a la izquierda” que no ha sabido ni hacerse oír ni defender los intereses de México en el exterior. “Si no hay una postura firme, seguimos perdiendo”, sentenció.
En lo que respecta a la política interna, Moreira también se metió de lleno en la discusión post-electoral. Sobre la elección judicial del 1 de junio, dijo que en una democracia no se dinamita al Poder Judicial, se le fortalece. Afirmó que el abstencionismo fue una señal de rechazo y que Morena, aunque se quedó con el Congreso, no tiene el respaldo popular que presume. De hecho, aseguró que el llamado «Plan C» no tiene legitimidad y que el voto nulo y la baja participación son signos de descontento que deben investigarse a fondo.
Por si fuera poco, el PRI —según adelantó— ya prepara impugnaciones legales para anular comicios donde, asegura, hubo irregularidades graves: desde el uso de “acordeones” con los nombres de candidatos de Morena, hasta movilización de votantes y la intromisión abierta del Ejecutivo. “Fue un cochinero electoral”, dijo sin medias tintas, y advirtió que si el Tribunal Electoral valida todo esto, también se ensuciará.
Sobre las elecciones en Veracruz y Durango, Moreira presume que el PRI repuntó, que Morena retrocedió y que incluso hubo presiones sobre el gobernador de Durango por parte del gobierno federal. Criticó también que la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, ande en medios “tratando de justificar lo injustificable”.
Para cerrar, confirmó que habrá un periodo extraordinario en el Congreso, al menos para corregir un tema técnico sobre la presidencia de la Suprema Corte y para sacar adelante una nueva ley de telecomunicaciones ligada a temas de seguridad, lo cual suena a una jugada estratégica en tiempos donde controlar la narrativa también es parte del poder.
Así, entre armas que cruzan sin control, votos anulados y reformas por venir, el panorama político se pinta con tonos de confrontación, de esas que ya no sorprenden… pero sí preocupan. Porque si lo que está en juego es la seguridad nacional y la legitimidad democrática, el gobierno no puede seguir mirando para otro lado mientras el país se llena de plomo y dudas.