La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024, celebrada el pasado viernes, ha suscitado una ola de críticas y elogios, revelando profundas divisiones dentro de la sociedad francesa y la esfera política internacional. Mientras algunos sectores de la política y la Iglesia Católica han expresado su descontento con ciertos aspectos del espectáculo, otros han aplaudido la celebración por sus valores inclusivos y su creatividad audaz.
Críticas desde la Iglesia y la Extrema Derecha
La Conferencia Episcopal francesa se ha manifestado con un comunicado en el que expresa su desaprobación hacia la inclusión de escenas que consideran ofensivas para el cristianismo. Aunque no se refieren a una secuencia en particular, es evidente que su descontento apunta a la parodia de la Última Cena, en la que drag queens, una modelo trans y el cantante Philippe Katerine, en una representación reminiscentemente dionisíaca, tomaron el lugar de los apóstoles. La Iglesia ha subrayado que, a pesar de los momentos de belleza y alegría, tales escenas resultan una “desmesura” y una “provocación” para los cristianos.
Por otro lado, figuras prominentes de la extrema derecha, como la eurodiputada Marion Maréchal y la diputada Laure Lavallette, han arremetido contra el gobierno francés y el espectáculo en sí. Maréchal criticó las imágenes de la reina María Antonieta decapitada y los números con drag queens, mientras que Lavallette comparó la parodia de la Última Cena con el fresco de Leonardo da Vinci, cuestionando la necesidad de tales representaciones. Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, acusó al presidente Emmanuel Macron de utilizar la ceremonia como una forma de “humillar al pueblo francés”, señalando la participación de la cantante afro-francesa Aya Nakamura como un ejemplo de lo que ella considera una falta de respeto hacia la identidad nacional.
Elogios de la Izquierda y el Gobierno
En contraste, la izquierda y miembros del gobierno han acogido la ceremonia con entusiasmo. Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista, elogió la ceremonia por resaltar los “valores de libertad, igualdad y fraternidad”, ampliando estos principios a la sororidad, paridad e inclusión. La ministra de Igualdad, Aurore Bergé, destacó el enfoque en la diversidad, la creatividad y la apertura al mundo, apreciando la forma en que el espectáculo reflejó la riqueza cultural y social de Francia.
Un consenso entre todos los sectores ha sido el reconocimiento unánime hacia la intervención de la cantante canadiense Céline Dion, quien interpretó el “Himno al Amor” de Edith Piaf, ofreciendo un momento emotivo y aplaudido por todos.
Defensa de los Organizadores
El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha defendido la ceremonia contra las críticas, argumentando que su objetivo era mostrar la diversidad y los valores de Francia sin intención de ser subversivos. Tony Estanguet, presidente del Comité, afirmó que la ceremonia fue una “celebración de nuestros valores y principios” y defendió el derecho a la libertad de expresión en Francia. Aseguró que la ceremonia fue diseñada para lanzar un mensaje fuerte de sororidad y amor, teniendo en cuenta la comunidad internacional pero con un enfoque distintivamente francés.
Conclusión
La ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de París 2024 ha demostrado ser un reflejo de las tensiones culturales y políticas en Francia. Mientras la controversia persiste, la recepción de la ceremonia continúa siendo un punto de debate sobre los límites de la expresión artística y los valores nacionales en el contexto global de un evento deportivo de tal magnitud.
Juan Pablo Ojeda