Por Juan Pablo Ojeda
A solo días de la toma de protesta de Claudia Sheinbaum Pardo, el senador Gerardo Fernández Noroña ha captado nuevamente la atención en redes sociales, esta vez no solo por sus declaraciones controversiales, sino por una imprudente acción que ha desatado críticas y un posible impacto en su bolsillo.
En la mañana del viernes 4 de octubre, el presidente de la mesa directiva de la Cámara Alta publicó en su cuenta de X (anteriormente Twitter) una imagen que lo muestra viajando a toda velocidad en una motocicleta. La instantánea fue acompañada por el mensaje: “Tuve que subirme a una motocicleta para llegar a tiempo”, haciendo alusión a la congestión vehicular que caracteriza a la capital mexicana, especialmente en su centro.
Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el uso indebido del carril exclusivo para el Metrobús, un espacio reservado únicamente para emergencias como ambulancias y patrullas. Este acto no solo infringe las normas de tránsito, sino que también puede resultar en una multa que varía entre 4,342.80 y 6,514.20 pesos, además de la posibilidad de que se le resten puntos de su licencia de conducir.
A este desacato se suma el hecho de que tanto él como el conductor de la motocicleta no portaban casco, una obligación que, de no cumplirse, puede conllevar una multa de entre 1,085 y 2,171 pesos. Esta imprudencia ha suscitado un aluvión de críticas en redes sociales, donde los usuarios no han dudado en recordar el término «bellaco», utilizado por la senadora Lilly Téllez en una reciente discusión con Fernández Noroña.
La controversia no se limita solo a la falta de respeto por las normas viales; también plantea interrogantes sobre la responsabilidad que deben asumir los legisladores en su actuar diario. En un momento en que la Ciudad de México enfrenta serios problemas de movilidad y seguridad, acciones como las de Fernández Noroña pueden generar desconfianza en la ciudadanía respecto a la integridad y compromiso de sus representantes.
En resumen, este episodio no solo vuelve a poner a Fernández Noroña en el ojo del huracán, sino que también refuerza la necesidad de que los funcionarios públicos den el ejemplo y respeten las normas que ellos mismos ayudan a legislar.