Fotos e información Hugo Correia / Maya Comunicación
A lo largo de la sinuosa costa portuguesa se encuentra Sesimbra, un pequeño pueblo de pescadores con un fuerte del siglo XVII con vistas al mar.
Su castillo de piedra morisco del siglo XII se alza sobre acantilados dentados que descienden hasta la tranquila bahía de Setúbal. Hay un pequeño monasterio histórico dentro de las murallas del castillo, y las mejores vistas de la montaña y el mar se pueden ver desde la cima.
Sesimbra es famosa por su pesca en alta mar y mariscos frescos. Hay varios restaurantes frente al mar que sirven pescado fresco, y los pescadores a menudo subastan sus capturas en el puerto.
Las aguas claras y protegidas de la bahía crean condiciones ideales para nadar y bucear. Además de los deportes acuáticos activos, hay excelentes rutas de senderismo, playas y parques naturales dentro y fuera de la ciudad.
Con playas locales y un casco antiguo para pasear, es fácil disfrutar de un ritmo más tranquilo.
Un paseo por el Marginal de Sesimbra (paseo marítimo), de día o de noche, es la mejor forma de tener un primer contacto con este pueblo pescador, con más de cinco siglos de historia. Entre las playas de Ouro, al oeste y California al este, se encuentra la Fortaleza de Santiago, monumento del siglo XVII restaurado recientemente y que permite observar, desde una auténtica ¨terraza¨ sobre el mar, toda la Bahía, desde Califórnia hasta el Puerto de Abrigo.
Aunque es una tierra esencialmente vinculada con la playa y la pesca, el municipio de Sesimbra tiene gran parte de su territorio en zona rural, o ¨o campo¨, como normalmente se denomina. Cerca del pueblo de Sesimbra, el Molino-fresadora de Sampaio, una antigua fresadora recuperada y convertida en museo por la autarquía, permite percibir esa unión al mundo rural. Los fines de semana, el edificio acoge una feria de sabores donde los productores locales venden frutas, legumbres, pan, miel, dulces y quesos.
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