Acapulco, Gro., 30 de octubre de 2023.- La frontera entre las colonias Renacimiento y Frontera, ubicadas en el corazón de Acapulco, se ha convertido en un testimonio de destrucción. Estas dos colonias, hogar de poblaciones vulnerables, se han visto divididas por el cauce del río La Sabana, un abismo que se ha profundizado con el paso devastador del huracán Otis.
El caos es evidente. Calles que alguna vez fueron transitables están hoy obstruidas por un muro de lodo, basura, vehículos atrapados y los cuerpos de animales que no lograron escapar a tiempo.
Desde el puente que conecta estas colonias, se pueden apreciar las escenas de desolación. En un lado, la pequeña Naomi intenta lavar su ropa con el escaso flujo de agua que se desliza entre los desechos. En otro extremo, Carolina, junto con Apolonio Negrón, un longevo residente de la Rena, ofrece raciones de comida y botellas de agua, tratando de aliviar el hambre y la sed de quienes han perdido todo.
Las repercusiones del huracán van más allá de las pérdidas materiales. Las calles, principalmente la avenida Eje Central, una arteria principal de la colonia, están bloqueadas por escombros y desechos. Las inundaciones son una amenaza constante para los residentes, incluso en una comunidad que se diseñó en la década de los 80 para albergar a aquellos desplazados de otras áreas.
El clamor de los habitantes es claro: necesitan ayuda. Con los efectos del huracán todavía latentes, la población local está haciendo un llamado urgente a las fuerzas del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional para que intervengan.
El agua, un bien esencial, se ha convertido en un lujo. A pesar de su turbidez, es utilizada para todas las necesidades básicas, desde bañarse hasta lavar trastes. La situación es aún más crítica en las zonas más altas de la ciudad, donde las casas, construidas precariamente, han sufrido graves daños.
Las cicatrices del huracán Otis son visibles en todos los rincones de estas colonias. Sin embargo, en medio de esta adversidad, la solidaridad y la determinación de la comunidad brillan con fuerza. Ya sea a través de gestos simples, como compartir un plato de comida, o afrontando juntos la ardua tarea de limpiar y reconstruir, los habitantes de Rena y Frontera demuestran que el espíritu humano puede prevalecer incluso ante las peores tragedias.
Es fundamental que se tomen medidas inmediatas para ayudar a estas comunidades a recuperarse y garantizar que estén mejor preparadas para enfrentar futuros desastres. Por ahora, la resilencia y la esperanza son las únicas armas con las que cuentan para superar este difícil momento.