Por Juan Pablo Ojeda
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se mostró firme en su postura contra los llamados «estados de excepción» como una herramienta para combatir la violencia, un tema que sigue siendo la principal preocupación de los ciudadanos mexicanos. En su conferencia matutina, Sheinbaum subrayó que su enfoque sobre la seguridad no recurre a medidas extremas como la «guerra contra el narco» que se inició en 2006, en la que, según la mandataria, se dio «permiso para matar» y se suspendieron garantías constitucionales.
“No creemos en los estados de excepción”, afirmó tajantemente, recordando que dicho enfoque solo trae consigo más violencia y un colapso en el orden judicial. En palabras de la mandataria, el concepto de «guerra» conlleva a la suspensión de los derechos humanos, lo cual considera inaceptable en su gobierno.
En lugar de militarizar más el combate contra la violencia, Sheinbaum destacó la importancia de una policía mejor formada y equipada, pero sin ceder a la tentación de usar armamento más pesado. Según la presidenta, el aumento de la fuerza no resolverá el problema de fondo de la violencia, sino más bien una mayor preparación y profesionalización de los cuerpos de seguridad.
En su informe de los primeros 100 días al frente del gobierno, Sheinbaum presentó cifras alentadoras. Los homicidios dolosos, aunque siguen siendo altos, mostraron una caída del 16.3% en comparación con el mes de septiembre, pasando de un promedio de 87 víctimas diarias en los últimos días del gobierno de López Obrador a 72.8 en diciembre. Si bien la violencia continúa siendo un desafío grave, la mandataria sostuvo que su enfoque ya empieza a rendir frutos, y subrayó que su administración tiene un compromiso firme con la justicia, tanto social como en el sistema judicial, para garantizar que los responsables de los crímenes sean castigados adecuadamente.
El plan de Sheinbaum se basa en cuatro ejes fundamentales: atender las causas subyacentes de la violencia, fortalecer la Guardia Nacional, utilizar inteligencia estratégica contra el crimen organizado y mejorar la coordinación entre las autoridades federales y estatales. Estos objetivos, según la presidenta, son cruciales para lograr una paz duradera en el país, que no se logre a través de medidas autoritarias, sino mediante un sistema de justicia más sólido y menos corrupto.
En cuanto a la Guardia Nacional, Sheinbaum ha mantenido la política de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, de contar con un cuerpo de seguridad civil militarizado. Aunque se han ampliado las facultades de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), la mandataria ha prometido darle un papel más relevante a la Guardia Nacional para combatir los crímenes en todo el país, lo que ha generado tanto elogios como críticas.
El camino hacia una solución sostenible a la violencia en México sigue siendo incierto, pero Claudia Sheinbaum ha dejado claro que su gobierno no tomará atajos, y que cualquier esfuerzo por mejorar la seguridad se basará en la justicia y el fortalecimiento de las instituciones del país.