Por Juan Pablo Ojeda
En un contexto marcado por una alarmante ola de violencia en Sinaloa, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, dejó claro que durante su administración no habrá un regreso a la “guerra contra el narco” que se instauró en el gobierno de Felipe Calderón entre 2006 y 2012. Desde el podio de Palacio Nacional, Sheinbaum se pronunció con firmeza: “No va a regresar la guerra contra el narco de Calderón. No buscamos ejecuciones extrajudiciales que era lo que ocurría”, enfatizando su compromiso por una estrategia diferente en el combate al crimen organizado.
La mandataria delineó los cuatro ejes principales que guiarán su enfoque de seguridad: prevención, atención a las causas, inteligencia y presencia. Uno de los programas más destacados en su gestión es el llamado “barrió adentro”, que implica que diversas secretarías se coordinen para hacer visitas casa por casa en áreas con altos índices delictivos. Este esfuerzo busca crear un vínculo más cercano entre el gobierno y las comunidades afectadas.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, también se refirió a la necesidad de anticiparse a los delitos a través del uso de inteligencia para analizar datos e identificar patrones de comportamiento delictivo. “No se trata solo de reaccionar a los delitos, sino anticiparse a ellos”, explicó. García Harfuch subrayó que el primer eje de la estrategia se enfoca en atender las causas estructurales de la violencia, como la pobreza y la desigualdad. Al priorizar a las familias más vulnerables, se espera reducir la probabilidad de que jóvenes sean reclutados por la delincuencia.
La implementación de la Guardia Nacional es otro pilar fundamental en esta estrategia, ya que se busca brindar apoyo y protección a miles de familias en todo el país. “Es un andamiaje fundamental no solo para la población, sino también para los investigadores y agentes de inteligencia que operan en el país”, añadió García Harfuch.
Sin embargo, la violencia en Sinaloa no cesa. Recientemente, se reportaron incidentes alarmantes, como el ataque y el incendio de un restaurante en la colonia Los Huizaches, donde un comando armado abrió fuego. Además, en Culiacán se hallaron dos cadáveres atados y con signos de violencia, lo que refleja la gravedad de la situación en el estado.
Por si fuera poco, la reciente decapitación del alcalde de Chilpancingo, Guerrero, Alejandro Arcos Catalán, es un recordatorio escalofriante de la violencia que azota al país. De acuerdo con García Harfuch, el alcalde no solicitó protección de la Guardia Nacional, lo que plantea interrogantes sobre la seguridad de los funcionarios públicos en regiones de alto riesgo.
Con estos desafíos en el horizonte, el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta una prueba de fuego en su estrategia de seguridad, que busca alejarse de la confrontación militarizada y enfocarse en soluciones más humanas y preventivas.