Por Juan Pablo Ojeda
La oscuridad, el misterio y el simbolismo del cine de terror japonés llegan a la Ciudad de México con la muestra “Maestros del cine de terror japonés”, una selección imperdible de películas que exploran los rincones más perturbadores de la psique humana y de las leyendas del Japón ancestral. La cita será del 15 al 27 de julio en las salas de la Cineteca Nacional, en un evento organizado en colaboración con la Fundación Japón en México.
Este ciclo reúne 12 filmes fundamentales del J-Horror (Japanese Horror), un género que ha marcado tendencia a nivel mundial por su estilo narrativo distinto, centrado en el terror psicológico, la angustia atmosférica y la conexión espiritual con lo sobrenatural. Se trata de una oportunidad única para redescubrir clásicos del género y comprender el profundo vínculo entre el miedo y la cultura japonesa.
Una cartelera para no dormir
Entre los títulos confirmados se encuentran obras clave como:
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Cure (1997) de Kiyoshi Kurosawa, una exploración hipnótica sobre el poder de la sugestión y el mal latente.
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Pulse (2001), película que anticipó el terror digital y el aislamiento tecnológico.
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El fantasma de Yotsuya (1959) y Historia de Fantasmas de Yitsuya (1959), adaptaciones de leyendas populares que aún estremecen.
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Onibaba, el mito del sexo (1964), donde la sensualidad y la muerte se entrelazan en una ambientación rural y opresiva.
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La mujer perdida (1928), una rareza del cine silente japonés con tintes expresionistas.
También se incluirán otras obras destacadas como El más allá (1964), Infierno (1960), La Casa Negra (1999), La Cara de Otro (1966), El Clan Unugami (1976) y El Complejo (2013), ofreciendo un recorrido por distintas décadas y estilos dentro del horror japonés.
Aunque la Cineteca Nacional aún no ha detallado el horario ni si habrá costo adicional, se espera que la programación completa se publique en los próximos días en sus canales oficiales.
J-Horror: miedo colectivo y tradición
A diferencia del cine de terror occidental, que suele centrarse en efectos especiales y sustos inmediatos, el J-Horror propone un terror más profundo y simbólico, enraizado en temores colectivos, traumas sociales y figuras arquetípicas como fantasmas femeninos vengativos (onryō), maldiciones familiares y espíritus errantes.
Según estudios académicos como los publicados por la Universidad de Sevilla, estas películas permiten sublimar tensiones sociales ligadas a temas como la soledad, el aislamiento urbano, la represión emocional y el trauma intergeneracional. En ese sentido, el cine de terror japonés no solo asusta, sino que también refleja el alma de una nación.
Desde el éxito internacional de cintas como Ringu (1998) o Ju-On: The Grudge (2002), el J-Horror ha sido fundamental en redefinir el género a nivel global, influenciando a Hollywood y dando paso a remakes y nuevas generaciones de cineastas.
Cultura, miedo y arte en la Cineteca
“Maestros del cine de terror japonés” no es solo una muestra para amantes del cine de horror, sino una invitación a explorar la estética y la filosofía del miedo en Japón, a través de directores que han sabido combinar el suspenso, la tradición y la innovación narrativa.
Un evento para vivir el terror con otros ojos, donde lo sobrenatural es tan inquietante como lo cotidiano.