Un equipo de científicos ha iniciado este lunes la disección de un ejemplar de la ballena picuda de Bahamonde, uno de los cetáceos más raros del planeta, encontrado en una playa del sureste de Nueva Zelanda en julio de este año. Esta es la primera vez que se lleva a cabo una disección de esta especie, lo que representa una oportunidad única para desvelar los secretos de un animal muy poco conocido.
El Departamento de Conservación de Nueva Zelanda ha destacado la importancia de este evento, que se lleva a cabo con la colaboración de biólogos marinos, la comunidad local Te Rūnanga o Ōtākou, y la universidad y el museo de Otago. La disección proporcionará valiosa información sobre la anatomía, los hábitos alimenticios y las características reproductivas de las ballenas picudas de Bahamonde, de las cuales solo se han documentado seis ejemplares en todo el mundo.
Un misterio marino
La ballena encontrada, que medía aproximadamente 5 metros de largo, fue hallada en la región de Otago, en la Isla Sur de Nueva Zelanda. Las ballenas picudas de Bahamonde (‘Mesoplodon traversii’ o ‘M. bahamondi’) se caracterizan por sus hocicos alargados, dientes prominentes y una forma similar a la de los delfines. Se les conoce también como zifios de Travers o mesoplones de Bahamonde.
El biólogo marino Anton van Helden, quien lidera el equipo de investigación, explica que los zifios son uno de los grupos más enigmáticos de mamíferos marinos debido a su naturaleza de profundos buceadores que rara vez se dejan ver en el mar. A pesar de que se alimentan de calamares y otros animales marinos, muy poco se sabe sobre su comportamiento, ya que los avistamientos de ejemplares vivos son extremadamente raros.
Una especie casi desconocida
Las ballenas picudas de Bahamonde fueron descritas por primera vez en 1874, cuando se halló una mandíbula inferior y dos dientes en las islas Chatham, al sur de Nueva Zelanda. Sin embargo, hasta hace poco los científicos solo contaban con restos de cráneos y esqueletos para estudiar a estas criaturas. El descubrimiento de ejemplares casi intactos en 2010 y 2017 en Nueva Zelanda fue un avance significativo en el estudio de esta especie.
El nombre de la especie rinde homenaje a Nibaldo Bahamonde, un biólogo marino chileno, y también a Henry Hammersley Travers, el naturalista neozelandés que contribuyó a la identificación del animal. Aunque la especie sigue siendo un misterio en muchos aspectos, cada nuevo hallazgo y estudio, como esta disección, ofrece una valiosa oportunidad para entender mejor a estas enigmáticas ballenas.