Roberto Gómez Bolaños, nuestro querido «Chespirito», no terminó la ingeniería en la UNAM. Pero ni falta que le hizo, porque las letras y los chistes lo llevaron a la gloria. Todo comenzó cuando decidió pedir trabajo como redactor en una agencia de publicidad. ¿Y quién diría que escribiría los diálogos del popular programa de radio de Viruta y Capulina? “¿Quiénes son esas señoras?”, preguntó el ingenioso escritor al principio, sin imaginarse la aventura en la que estaba a punto de embarcarse.
El éxito de «Cómicos y Canciones» en la radio fue tal que pronto saltó a la televisión. Aquí, Chespirito demostró su genio al adaptar los chistes verbales a la comedia visual, el famoso slapstick, que demanda una precisión milimétrica para que los golpes y accidentes resulten hilarantes y no caóticos. Roberto se convirtió en un maestro de este arte.
La vida a veces da sorpresas, y una de esas le ocurrió a Gómez Bolaños cuando un actor del elenco no llegó al set. Sin pensarlo dos veces, Roberto se ofreció a sustituirlo y así, sin querer queriendo, debutó como actor. De ahí en adelante, no hubo vuelta atrás.
Gracias a su talento, los guiones de Gómez Bolaños llevaron a Viruta y Capulina a la pantalla grande. El director Agustín Delgado llegó a comparar a Roberto con William Shakespeare, pero con una diferencia en estatura. De esa comparación nació el apodo «Chespirito», una fusión entre Shakespeare y el diminutivo en español.
Chespirito creó personajes inolvidables como El Chavo del Ocho y El Chapulín Colorado, que conquistaron a chicos y grandes en toda Hispanoamérica, Estados Unidos y España. Su equipo de actores, incluyendo a María Antonieta de las Nieves, Ramón Valdés, Rubén Aguirre y Florinda Meza, contribuyó enormemente a este éxito.
Además de su carrera televisiva, Chespirito protagonizó y escribió varias películas como «El Chanfle» y «Don Ratón y don Ratero». Sin embargo, no todo fue color de rosa. En 1995, un video de una fiesta privada junto a un empresario colombiano condenado por narcotráfico desató la polémica, aunque Chespirito siempre negó cualquier vínculo con actividades ilegales.
Ahora, su legado se revive con una bioserie titulada «Sin querer queriendo», producida por su hijo Roberto Gómez Fernández y protagonizada por Pablo Cruz Guerrero. Esta serie promete mostrar material inédito de la vida de este ícono de la comedia.
Así, Chespirito sigue viviendo en nuestros corazones y en cada carcajada que provocan sus inolvidables personajes.