El cepillo del cabello es un accesorio fundamental en la rutina de cuidado capilar, pero muchas veces se ignora su mantenimiento y reemplazo. Un cepillo desgastado no solo pierde efectividad, sino que puede generar irritación en el cuero cabelludo, acumulación de bacterias y daños en la fibra capilar.
No existe una fecha exacta de caducidad, pero los expertos recomiendan cambiar el cepillo cada seis meses si se usa a diario o cada año si el uso es menos frecuente. Las señales de desgaste incluyen cerdas dobladas, rotas o deshilachadas, ya que estas pueden provocar tirones y quiebre del cabello.
Además, la acumulación de productos, polvo y grasa puede afectar la higiene capilar y contribuir a problemas como la caspa. Por ello, es fundamental limpiar el cepillo cada dos a cuatro semanas con bicarbonato de sodio y agua, o con champú diluido.
El material del cepillo y el tipo de cabello influyen en su durabilidad. Los cabellos gruesos y rizados ejercen mayor presión sobre las cerdas, acelerando su desgaste, mientras que los cabellos finos generan menos tensión y permiten una mayor vida útil del cepillo.
Los cepillos de cerdas naturales, como los de jabalí, suelen ser más delicados con el cabello, pero pueden romperse con facilidad si no son de buena calidad. Por otro lado, los de plástico barato tienden a desgastarse rápidamente.
La técnica de cepillado también importa
Además del estado del cepillo, la forma en que se utiliza influye en la salud del cabello. Cepillar agresivamente o hacerlo desde la raíz hasta las puntas puede causar quiebre, especialmente cuando el cabello está mojado. Para evitar daños, se recomienda desenredar primero las puntas y luego subir hacia la raíz.
Mantener un cepillo en buen estado y reemplazarlo cuando sea necesario es clave para evitar problemas capilares y garantizar un cabello sano y fuerte.