El próximo 27 de junio marcará un hito en la política estadounidense con el esperado debate entre el presidente Joe Biden y su antiguo rival, el exmandatario Donald Trump. Organizado por CNN en Atlanta, este evento promete ser uno de los más trascendentales de las últimas décadas, configurándose como un precursor crucial antes del inicio oficial de las campañas.
Ambos contendientes se están preparando intensamente para el encuentro, que será la tercera vez que debatan frente a frente. Biden, quien se encuentra reunido con sus asesores en Camp David, está manteniendo una estrategia hermética sobre su preparación. Informes indican que Bob Bauer, su abogado personal, está desempeñando el papel de Trump en los simulacros de debate, preparando al presidente demócrata para contrarrestar los posibles ataques de su oponente.
Por otro lado, Trump ha estado movilizándose en mítines en Washington y Filadelfia, donde ha avivado la expectativa sobre su elección de un nuevo candidato a vicepresidente, manteniendo su enfoque en criticar a Biden por temas como la inmigración y el crimen. Con su característico estilo provocador, Trump ha solicitado a su audiencia en Filadelfia que elija el mejor insulto para dirigirse a Biden durante el debate.
«Joe ha ido a una cabaña de madera para estudiar y prepararse y ahora está durmiendo. Le pondrán una inyección antes (del debate)», expresó Trump, reflejando su estrategia para desafiar al presidente en ejercicio.
Ambas campañas reconocen la importancia de los momentos virales en las redes sociales durante el debate, lo que podría eclipsar incluso las políticas sustantivas que se discutirán. Se espera que Trump continúe centrando sus ataques en temas clave como la política exterior, la inmigración y la economía, mientras Biden buscará destacar los logros de su administración y desacreditar las afirmaciones falsas de su oponente.
El debate también servirá como un termómetro crucial para medir el estado de la política estadounidense antes de las convenciones nacionales de los partidos, donde ambos contendientes serán oficialmente nominados. Con la primera dama Jill Biden acompañando al presidente hacia Atlanta y eventos de campaña planeados en Carolina del Norte posteriormente, la semana será un punto culminante en la carrera hacia las elecciones.
Por su parte, Trump tiene programado realizar un mitin en Virginia después del debate, junto con el gobernador republicano Glenn Youngkin, preparándose para consolidar su base de apoyo en un estado clave.
El debate del 27 de junio no solo definirá los temas cruciales para la campaña, sino que también podría reconfigurar las estrategias y la narrativa política a medida que ambos candidatos se enfrentan cara a cara por tercera vez en la arena pública.
Este evento no solo es crucial para Biden y Trump, sino que también podría definir el curso de las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos.