En el corazón de la península de Yucatán, justo en la frontera entre Yucatán y Quintana Roo, se esconde uno de los tesoros naturales más fascinantes de México: la cueva de las serpientes colgantes en Kantemó. Este destino no es para los débiles de corazón, ya que ofrece una experiencia nocturna repleta de vida salvaje y misterio, donde serpientes colgantes cazan murciélagos en pleno vuelo.
La cueva se encuentra a 180 kilómetros al sur de Mérida, en el municipio de Jesús María Morelos. Es parte de un proyecto comunitario de turismo de aventura gestionado por la empresa social Bej Kax Ha, que ha estado desarrollando esta y otras actividades ecoturísticas durante más de quince años. Además de explorar la caverna, los visitantes pueden disfrutar de recorridos en bicicleta, observar fauna acuática ciega y navegar por la laguna de Chichancanab.
Durante la visita a la cueva, los turistas tienen la oportunidad de ver miles de murciélagos de seis especies diferentes salir en busca de alimento, mientras las serpientes ratoneras, adaptadas a la vida en la oscuridad total, se balancean desde las rocas para capturar su cena. Este fenómeno natural no solo es un espectáculo impresionante, sino que también juega un papel crucial en el control biológico y la dispersión de semillas en la región.
La experiencia es segura y accesible, con servicios de alimentos y hospedaje en cabañas disponibles para los visitantes que deseen prolongar su estancia. Se recomienda el uso de repelentes y protectores solares biodegradables, así como zapatos cómodos y ropa adecuada para explorar la cueva. Es importante también tomar precauciones si se es alérgico a algún insecto y evitar el uso de flash dentro de la cueva para no perturbar a los animales.
Para llegar a Kantemó, los viajeros deben dirigirse al municipio de José María Morelos y seguir las indicaciones hacia la carretera municipal Dziuché-Tihosuco. A solo tres kilómetros de desviación, se abre la puerta a una de las aventuras más emocionantes que México tiene para ofrecer.