Por Juan Pablo Ojeda
La reciente intervención del expresidente Felipe Calderón Hinojosa desde Madrid, en el panel «UE y América Latina: ¿qué futuro?», ha reavivado la polémica en la política mexicana. Durante su ponencia, Calderón, militante del Partido Acción Nacional (PAN), afirmó que el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su partido, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), tienen conexiones con el crimen organizado. Esta declaración se hizo viral rápidamente y ha suscitado reacciones contundentes.
Calderón argumentó que México experimenta una caída institucional y describió a Morena como una versión «remasterizada» del Partido Revolucionario Institucional (PRI), afirmando que varios miembros de su gobierno, como Manuel Bartlett y Ricardo Monreal, provienen de la misma tradición política. En sus palabras, “es el PRI mismo remasterizado que ahora llega con el poder de la tecnología, el dinero”, y enfatizó que lo que distingue a Morena del PRI de los años 80 son los “vínculos con el crimen organizado”.
El expresidente también recordó la violencia de su propio sexenio, justificando su lucha contra el narcotráfico, a pesar de las críticas que ha recibido, resaltando el impacto de la corrupción y el narcotráfico en la actualidad.
La respuesta de López Obrador
En la conferencia matutina conocida como La Mañanera, AMLO no tardó en responder a Calderón. El presidente criticó al PAN, recordando que el próximo 9 de octubre se emitirá una sentencia contra Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad durante su gobierno, por narcotráfico. “Se necesita ser hipócrita” para hacer tales acusaciones, señaló el mandatario, quien calificó a la oposición de “falsarios” y “desquiciados”.
López Obrador también destacó que la oposición no ha aprendido de las lecciones del pasado y los acusó de utilizar la hipocresía como su principal doctrina. Además, reafirmó la creciente conciencia del pueblo mexicano, señalando que es un electorado “muy despierto”.
Esta controversia resalta las tensiones políticas que caracterizan el actual clima en México, donde las acusaciones de corrupción y vínculos con el crimen organizado siguen siendo puntos de fricción entre los partidos.