Por Juan Pablo Ojeda
En una reciente conferencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió al paso de las acusaciones contra el exgobernador de Chihuahua, Javier Corral, y expresó su rechazo a lo que él considera intentos de «venganza política» en su contra. Corral, quien está a punto de asumir su cargo como senador, ha sido señalado por un presunto desvío de 98 millones de pesos durante su mandato.
El presidente López Obrador subrayó que las acusaciones y el proceso legal en contra de Corral están motivados más por intereses políticos que por justicia. Según AMLO, el PRI y el PAN, partidos que no ven con buenos ojos a Corral, están detrás de este movimiento para evitar que llegue al Senado. En sus palabras, la situación parece una revancha orquestada por sus adversarios políticos en Chihuahua.
López Obrador dejó claro que, desde su experiencia, no debe haber lugar para venganzas políticas en el manejo de la ley. Explicó que la ley debe aplicarse de manera justa y sin sesgos, y que usar el sistema legal para limitar los derechos políticos de los servidores públicos no es correcto. “Independientemente del comportamiento de los servidores públicos, no debe haber venganza ni utilizarse la ley para impedir sus derechos políticos”, comentó.
El exgobernador, a quien la Fiscalía Anticorrupción de Chihuahua acusa de corrupción, fue brevemente detenido el 14 de agosto en un restaurante de la Ciudad de México, pero fue liberado tras la intervención del fiscal capitalino, Ulises Lara. Ahora, las autoridades de Chihuahua han declarado a Corral como “prófugo de la justicia”.
En resumen, el presidente López Obrador ha defendido a Javier Corral, acusando a sus opositores de manipular el sistema judicial con fines políticos y abogando por un enfoque más imparcial y justo en la aplicación de la ley.
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