Por Juan Pablo Ojeda
En lo alto del sur de Querétaro, envuelto por paisajes boscosos y una historia que se respira en cada rincón, se encuentra Amealco de Bonfil, un Pueblo Mágico que se ha ganado su nombre con orgullo y tradición. Si te suena el nombre, quizá sea por Lele, la famosa muñeca artesanal que ha dado la vuelta al mundo, pero Amealco es mucho más que eso: es cultura, gastronomía y raíces indígenas vivas.
Aquí, entre calles tranquilas y aire puro, la bebida ancestral del pulque sigue fluyendo como parte esencial de la vida local. No es cualquier pulque: en Amealco hay establecimientos con más de cien años de historia que ofrecen hasta 15 tipos de curados, esos que mezclan sabores como piñón, avena o fresa con la bebida de los dioses. ¿No tomas alcohol? No importa, porque también puedes probar el pan de pulque, un manjar en el que la fermentación da un toque único y muy de la región.
Y como en todo buen rincón de México, la comida es parte del alma del pueblo. Barbacoa de borrego, carnitas, mole de guajolote y las infaltables tostadas de arriero forman parte del menú obligado si visitas este mágico lugar.
Pero si crees que todo gira en torno a la comida, estás equivocado. Amealco fue declarado Pueblo Mágico en 2028, y con justa razón. Aquí se elaboran a mano miles de muñecas Lele, ícono del estado y Patrimonio Cultural de Querétaro. Su confección la realizan más de seis mil personas, en su mayoría mujeres, a través de más de 400 talleres artesanales. Cada noviembre, se celebra el Festival Nacional de la Muñeca Artesanal, y si vas en cualquier otra época del año, puedes visitar el Museo de la Muñeca Artesanal, donde se expone esta tradición con orgullo y cariño.
Además, Amealco guarda rincones que invitan a la aventura y al descanso. Puedes visitar el Antiguo Templo de San Ildefonso Tultepec, una joya arquitectónica de piedra a 20 minutos del centro; refrescarte en la Cascada La Piedad; o hacer senderismo en el Cerro de la Cruz, a solo 10 minutos del jardín principal. Y si te gusta viajar en el tiempo, hospédate en la Ex Hacienda La Muralla, un hotel temático que recrea la época de la Revolución Mexicana.
Amealco está a una hora de la ciudad de Querétaro y a tres de la Ciudad de México, así que es perfecto para un fin de semana de desconexión. Eso sí, lleva suéter porque está a 2,600 metros de altitud y la temperatura promedio ronda los 15 grados.
El viaje no es caro: si sales desde CDMX, gastarás alrededor de 330 pesos en casetas. Nada mal para todo lo que este rincón queretano tiene para ofrecer.
Ya sea por su pulque, por sus paisajes, por su historia o por su gente, Amealco de Bonfil es un destino que toca el corazón y deja huella en quien lo visita.