Chilpancingo, Guerrero a 8 de octubre, 2024.- El asesinato de Alejandro Arcos Catalán, alcalde de Chilpancingo, Guerrero, ha conmocionado a la sociedad mexicana. Apenas unos días después de haber asumido el cargo, el 7 de octubre, su cuerpo fue encontrado decapitado en una camioneta. Arcos no solo enfrentaba los desafíos del cargo en una de las zonas más violentas del país, sino que también había solicitado medidas de seguridad para él y su equipo tras el asesinato de su secretario general, Francisco Gonzalo Tapia.
El alcalde había pedido públicamente que se reforzara su seguridad debido al peligro que percibía. «Lo pido, tanto para mí como para mi equipo. Vamos a seguir trabajando, luchando por nuestra comunidad. Siempre hemos hablado de paz, esa ha sido nuestra bandera», expresó Arcos en una entrevista radiofónica con Ciro Gómez Leyva en el programa Por La Mañana, apenas el 4 de octubre, dos días antes de su trágico asesinato.
La inseguridad en Guerrero, y particularmente en Chilpancingo, ha sido una constante preocupación para los funcionarios públicos. La muerte de Francisco Gonzalo Tapia, secretario general del ayuntamiento, solo dos días después de iniciar su gestión, fue un fuerte golpe para el equipo de Arcos. A raíz de ese hecho, el alcalde insistió en que su seguridad y la de su equipo fueran reforzadas, lamentablemente, sin resultados positivos.
En sus declaraciones, Arcos recordó a Tapia como un hombre honrado, sin problemas personales ni familiares conocidos, lo que hacía aún más desconcertante su asesinato. «Era un hombre de mucha confianza, dedicado siempre al servicio de la comunidad», señaló el alcalde, visiblemente afectado.
A pesar de las adversidades, Arcos nunca dejó de promover la paz en su comunidad. En uno de sus últimos mensajes en redes sociales, expresó su deseo de ser recordado como un «promotor de la paz, la felicidad y el desarrollo» de su ciudad natal. «Yo nací aquí, he vivido toda mi vida aquí, y quiero morir luchando por mi ciudad», fueron sus emotivas palabras.
Este trágico evento subraya la crisis de inseguridad que afecta a los funcionarios y ciudadanos en regiones como Guerrero, donde la violencia ha alcanzado niveles alarmantes. El asesinato de Arcos es un doloroso recordatorio de los riesgos que enfrentan aquellos que, como él, intentan hacer un cambio desde el servicio público.
Chilpancingo, capital de Guerrero, es una de las ciudades más golpeadas por la violencia relacionada con el crimen organizado. Los asesinatos de funcionarios municipales como Alejandro Arcos y Francisco Tapia reflejan la profunda problemática de seguridad que enfrenta la región, donde las amenazas a la vida de los servidores públicos son frecuentes.
Ahora, la ciudadanía de Chilpancingo no solo enfrenta el dolor por la pérdida de su alcalde, sino también la incertidumbre sobre quién tomará el liderazgo en una ciudad sumida en el miedo y la inseguridad.