Por Juan Pablo Ojeda
Un año después del devastador huracán “Otis”, el puerto de Acapulco, Guerrero, aún lucha por recuperar su oferta turística, que apenas alcanza el 60% de su capacidad habitual. Afectado por uno de los desastres naturales más costosos en la historia de México, Acapulco enfrenta un largo camino hacia la recuperación.
Según las autoridades turísticas de Guerrero, actualmente hay 11,500 habitaciones disponibles para turistas, de un total de 19,600 que existían antes del huracán. Esto representa solo el 58.68% de lo que se consideraba normal en la región. La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) reportó un total de 44,653 siniestros, con un costo de cobertura estimado en 39,343 millones de pesos, convirtiendo a “Otis” en el segundo huracán más caro que ha golpeado a México.
La recuperación ha sido lenta y dolorosa. Luis Fernando Aguayo, un empleado de hotel en la Costera Miguel Alemán, comentó que la situación es complicada: “A nivel familiar, la recuperación es lenta. Todo el mundo pide apoyo y ayuda, y muchos están saliendo de Acapulco para poder sobrevivir”. Con varios hoteles cerrados, Aguayo estima que la situación se divide en un 50-50, lo que significa que muchos negocios aún no han podido reabrir.
El impacto del huracán no solo dejó más de 50 muertos, sino que también dañó la economía de Acapulco, donde casi el 90% de los habitantes depende de la actividad turística. Alejandro Cabello, dueño de un restaurante en playa Bonfil, recordó cómo los primeros meses tras el huracán fueron de inactividad económica. “No había condiciones necesarias, pero en diciembre se abrió un poco la afluencia de turistas”, explicó.
Aunque algunos negocios han logrado reactivarse, la inversión necesaria para volver a abrir completamente es monumental. Cabello señala que ha recuperado entre un 60% y 70% de su clientela habitual, pero no espera que las cifras se igualen a las de años anteriores.
A la crisis provocada por “Otis” se sumó el huracán “John”, que impactó Guerrero el 23 de septiembre, causando más de 20 muertes y complicando aún más la situación. La violencia generalizada en Guerrero, alimentada por la pugna del crimen organizado, también añade un obstáculo considerable para la recuperación del sector turístico.
Pese a estos desafíos, hay esperanza. El sector turístico confía en que las vacaciones de diciembre traerán un repunte, con expectativas de alcanzar un promedio del 80% de ocupación, especialmente durante la semana más fuerte después de la Navidad y los festejos de fin de año.