Más allá de las declaraciones, las cifras hablan por sí solas: de los 806 documentos solicitados por los familiares de los desaparecidos, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) solo ha proporcionado 5. La gran petición de las familias, documentos de espionaje militar que podrían arrojar luz sobre lo ocurrido, sigue sin respuesta.
El segundo informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa arroja nueve posibles destinos de los estudiantes, todos tratados como hipótesis. Mientras tanto, las familias, sus abogados y el GIEI no cesan en su demanda de más documentos y la justicia para los implicados.
Las tensiones también se hacen evidentes dentro del Ejército. Encinas ha señalado diferencias con ciertos elementos del Ejército, particularmente aquellos que han sido detenidos por su presunta participación en el caso.
La desaparición de los 43 normalistas es una herida abierta en el corazón de México. A pesar de los desafíos, la Comisión sigue buscando respuestas. Pero con cada promesa incumplida y cada archivo que queda sin abrir, la confianza se desvanece y la exigencia de justicia se intensifica.
La pregunta persiste: ¿Qué se oculta en los archivos militares? Y, más importante aún, ¿se conocerá algún día la verdad completa detrás de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa? Solo el tiempo, y la perseverancia de aquellos que buscan justicia, lo dirá.