Las alarmas climáticas se intensifican: científicos del Observatorio Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) advierten que 2024 podría convertirse en el año más cálido jamás registrado, superando los extremos de 2023. Este anuncio coincide con el inicio de la COP29 en Bakú, donde se discuten medidas urgentes para frenar el cambio climático.
El boletín de octubre del Servicio de Cambio Climático de Copernicus revela un alarmante aumento de la temperatura media global, que en octubre de 2024 alcanzó los 15.25 °C, situándose 0.80 °C por encima del promedio de 1991-2020 y 1.65 °C por encima de los niveles preindustriales. Estos registros indican que la temperatura mundial ha superado en 1.5 °C el límite marcado por el Acuerdo de París en 15 de los últimos 16 meses.
Además, la temperatura media de la superficie del mar en octubre fue de 20.68 °C, apenas 0.10 °C por debajo de la de 2023, aunque sigue marcando valores inusualmente altos en gran parte del océano.
El calentamiento global también se refleja en el hielo marino: la extensión del hielo en el Ártico alcanzó su cuarta cobertura más baja para octubre, un 19% por debajo del promedio. En la Antártida, la situación no es mejor: el hielo marino registró la segunda extensión más baja en octubre, un 8% inferior al promedio. La acelerada pérdida de hielo impacta directamente en el aumento del nivel del mar y en el equilibrio climático global.
ONU emite alerta roja en la COP29: “La humanidad está incendiando el planeta”
Con motivo de la COP29, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, advirtió que la catástrofe climática ya afecta a las comunidades más vulnerables y agrava las desigualdades. “La humanidad está incendiando el planeta y está pagando el precio”, enfatizó Guterres. Los científicos de la OMM sostienen que el período 2015-2024 será la década más cálida de la historia, lo cual pone en riesgo las metas del Acuerdo de París.
El informe advierte que el cambio climático, impulsado por gases de efecto invernadero, acelera el calentamiento de los océanos, la pérdida de glaciares y el aumento del nivel del mar, con impactos devastadores en la seguridad alimentaria y la salud global.