Zoe Saldaña se llevó uno de los premios más esperados de la noche en la 97ª edición de los Premios Óscar: Mejor Actriz de Reparto, un reconocimiento a su destacada actuación como Rita Mora Castro en la película Emilia Pérez. Sin embargo, su victoria no estuvo exenta de controversia. La actriz, quien se mostró visiblemente emocionada al recibir la estatuilla, aprovechó la ocasión para disculparse con México por el malestar que su interpretación y la representación de la película habían causado en el país.

A pesar de llegar a la gala con un total de 13 nominaciones, Emilia Pérez solo obtuvo dos premios: el ya mencionado a Saldaña y Mejor Canción Original por El Mal. Esta actuación, que le valió la estatuilla dorada, se vio empañada por la polémica que surgió en México debido a la percepción de que la película presentaba una visión estereotipada y simplista de la cultura mexicana, especialmente en relación al narcotráfico.

En una entrevista posterior a la ceremonia, Saldaña expresó su gratitud por el reconocimiento y también se mostró reflexiva. «Lamento profundamente que la película haya causado molestias en México. No fue nuestra intención», comentó. La actriz, conocida por su trabajo en grandes producciones como Avatar y Guardianes de la Galaxia, hizo un llamado al entendimiento y al diálogo, reconociendo la importancia de la representación auténtica de las culturas en el cine global.

A pesar de la defensa de algunos cineastas mexicanos como Guillermo del Toro, que calificaron la película como un ejemplo de «verdadero cine», la disculpa de Saldaña resalta la complejidad de las percepciones culturales y cómo el cine tiene el poder de unir o distorsionar realidades. En un mundo donde los premios más prestigiosos, como los Óscar, destacan logros artísticos, también surge la oportunidad de reflexionar sobre las responsabilidades de los creadores y actores al tratar temas tan delicados y cargados de historia.

Así, la noche de los Óscar, que coronó a Saldaña como una de las grandes ganadoras de la velada, también se convirtió en un momento de introspección, donde la actriz dejó claro que, más allá de la gloria del escenario, las emociones y las culturas deben ser respetadas.