Por Bruno Cortés
En medio de la Sierra Norte de Puebla, se encuentra Zacatlán de las Manzanas, un Pueblo Mágico que conquista a quien lo visita con su ambiente fresco, envuelto en una niebla espesa que le da un toque de misterio. Fundado en 2011 como Pueblo Mágico, Zacatlán conserva el encanto de un lugar donde el tiempo se mueve a su propio ritmo y donde cada rincón guarda una historia. Su nombre, de origen náhuatl, significa “lugar de zacate,” pero bien podría interpretarse como el “lugar donde nace la magia”. Este destino invita a recorrerlo con calma, a descubrir sus leyendas y a perderse en sus paisajes y sabores.
En pleno centro histórico, el enorme Reloj Floral es un símbolo que no se puede pasar por alto. Esta joya de relojería local es única, y su sonido se mezcla con las risas y el bullicio del mercado, dándole un pulso muy particular al lugar. Si caminas un poco más, llegarás a la Barranca de los Jilgueros, un espectacular mirador de cristal que ofrece una vista increíble de la sierra poblana. Desde aquí, el mundo parece suspendido entre montañas y nubes, un espectáculo que invita a quedarse sin aliento. Este mirador es también el lugar perfecto para tomarse una foto y sentir la emoción de estar sobre la nada.
Para quienes buscan aventura, el Valle de Piedras Encimadas es un parque ecoturístico que parece sacado de otro planeta. Las enormes rocas talladas por el viento y el tiempo, asemejan figuras que retan la imaginación. Algunos ven animales, otros figuras humanas; sin duda, es un lugar que invita a explorar y a dejarse llevar por la fantasía.
El recorrido por Zacatlán también se saborea en cada platillo. Aquí, la gastronomía local es un reflejo de la calidez de su gente. Chalupas, tamales, chicharrón en salsa verde y el famoso pan de queso, son solo algunos de los sabores que debes probar. Pero lo que realmente destaca es la sidra y el licor de manzana, productos locales que se elaboran con técnicas artesanales y que tienen un sabor único. En agosto, la Feria de la Manzana celebra la cosecha de esta fruta, con desfiles, danzas y exposiciones de sidra, en una fiesta que ilumina las calles con colores y aromas.
Si prefieres descubrir el lado artístico de Zacatlán, el Museo de Relojería es un must. Este museo no solo alberga la primera fábrica de relojes monumentales de América Latina, sino que también revela la tradición relojera del pueblo, algo que se transmite de generación en generación.
No se puede hablar de Zacatlán sin mencionar a sus talentosos artesanos. Desde textiles como sarapes y gabanes, hasta joyería, cerámica y artículos de madera, cada pieza es un testimonio de la dedicación y creatividad de la gente de este lugar. Los huaraches y cinturones de cuero, o los juguetes de madera pintados a mano, son recuerdos únicos que te llevarás para conservar un poco de su esencia.
La atmósfera de Zacatlán se completa con sus festividades, como la Feria de la Manzana y el Festival del Pan de Queso en noviembre, donde el pueblo se llena de música, tradiciones y actividades que reúnen a locales y visitantes. Es fácil enamorarse de Zacatlán, de su clima místico, sus paisajes, sus sabores y su gente; porque aquí cada detalle está hecho para disfrutarse. Es un destino que invita a vivir el presente y a recordar las raíces de México.