La próxima marcha identificada como «marea rosa» ha despertado una intensa polémica en México, ya que la candidata presidencial opositora Xóchitl Gálvez confirmó su asistencia al evento, planeado para el 19 de marzo en el Zócalo capitalino. Aunque Gálvez afirma que su participación será en calidad de ciudadana, las organizaciones convocantes, que anteriormente se articularon en defensa de la institucionalidad electoral, han mostrado su apoyo a la candidata, lo que ha generado críticas por parte de Morena.
El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, ha pedido al Instituto Nacional Electoral (INE) que contabilice la marcha como gasto de campaña para Xóchitl Gálvez, argumentando que se trata de un evento del «Prian» (PRI y PAN). Delgado sostiene que la marcha es un acto anticipado de campaña para favorecer a los partidos opositores y sus candidatos.
El debate en torno a la marcha se centra en la conexión entre los colores y símbolos utilizados por los organizadores y su relación con la oposición al actual gobierno. La «marea rosa» emula los colores de los movimientos de derechas internacionales que se oponen a regímenes izquierdistas, y en el contexto mexicano, el color rosa es identitario del INE, la institución que garantiza la neutralidad en las elecciones del país.
Además de Xóchitl Gálvez, también se espera la participación de Santiago Taboada, candidato a jefe de gobierno capitalino por la coalición opositora. La cercanía de la marcha con el tercer y último debate presidencial añade aún más tensión al clima político del país.
La disputa entre Morena y la oposición sobre la marcha se centra en las intenciones y el simbolismo detrás de ella, así como en la posibilidad de considerar el evento como gasto de campaña anticipado. Las opiniones enfrentadas reflejan la polarización política actual en México.