Por Bruno Cortés
Esta semana podría ser un parteaguas en la vida de muchos mexicanos, según lo que ha compartido la diputada Dolores Padierna Luna, del partido Morena. En su calidad de vicepresidenta de la Mesa Directiva, ha anunciado que se discutirá y, potencialmente, se aprobará una reforma al artículo 123 de la Constitución, una movida que podría cambiar las reglas del juego en el acceso a la vivienda en el país.
La idea es clara: dar un empujón al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) para que no solo se quede en la gestión de créditos, sino que también se ponga manos a la obra y comience a construir viviendas. Esto es un gran paso, especialmente en un país donde el acceso a la vivienda digna es un tema recurrente y urgente.
Con esta reforma, se establece que después de cotizar solo un año en el Infonavit, los trabajadores podrán acceder a un arrendamiento social, es decir, alquilar una vivienda construida por el instituto. Y aquí viene lo interesante: el costo del alquiler no podrá ser superior al 30% del salario de los arrendatarios. Esto podría aliviar a muchas familias que actualmente luchan por encontrar un lugar donde vivir sin que el costo se coma su presupuesto.
Además, la reforma incluye un incentivo para aquellos que hayan estado arrendando una vivienda por diez años. Si has estado pagando puntualmente, tendrás la opción de comprarla, priorizando a aquellos que no tienen otra propiedad. Esto no solo busca ofrecer un techo, sino también la posibilidad de hacer de ese lugar un hogar propio.
Padierna subraya que esta reforma no solo beneficiará a los trabajadores, sino que también impulsará la recuperación de viviendas abandonadas. Al gestionar esas propiedades vacías, se les dará una nueva vida y se ofrecerán a quienes más lo necesitan. Y todo esto se hará bajo un enfoque inclusivo, reconociendo la importancia de la participación de las mujeres en este proceso.
Históricamente, la política de vivienda en México ha pasado por muchas transformaciones. Hasta los años 80, se construían grandes unidades habitacionales, pero en los 90 el enfoque cambió hacia el financiamiento de créditos, lo que llevó a que la construcción de vivienda social fuera delegada al sector privado. En los últimos años, sin embargo, bajo la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se han dado pasos importantes para que el Infonavit recupere su papel en la construcción de viviendas, permitiendo además que personas como trabajadores independientes y migrantes accedan a estos créditos.
La situación es crítica: el Inegi señala que hay un déficit de 8.2 millones de viviendas en México, y según la Encuesta Nacional de Vivienda, el 58% de las casas necesitan alguna mejora. Esto afecta especialmente a los jóvenes y a quienes ganan menos, ya que el 51% de las personas que rentan lo hacen porque no pueden comprar.
Por todo esto, Padierna y su grupo apoyan con firmeza esta reforma, viéndola como una herramienta vital para mejorar el bienestar de la población. La esperanza es que, si todo sale bien, este cambio no solo proporcionará un techo, sino también un camino hacia una mejor calidad de vida para muchos mexicanos.