Fotos Bruno Cortés / Maya Comunicación
El Pueblo Mágico de Santiago de Bernal, en el estado de Querétaro, es ideal para visitar un fin de semana. Tiene la característica de ser tranquilo, pequeño y, eso sí, muy instagrameable. Además de su cercanía con la Ciudad de México, tiene otras ventajas: es la puerta de entrada a la Sierra Gorda, se encuentra a corta distancia del Pueblo Mágico de Tequisquiapan y está enclavado en la región vitivinícola del estado, así que prepárate para degustar unos buenos tintos.
Bernal puede ser pequeño, sí. Pero, te sorprenderás con la infinidad de cosas que puedes hacer, empezando por subir la famosa peña de Bernal, considerada como el tercer monolito más grande del mundo. Aquí, la flora, compuesta por garambullos, mezquites y huizaches, enmarcará tu postal. Y, por la noche, puedes capturar sus fuentes danzarinas que se sitúan al pie de la peña.
El monolito ha creado la fama de que el Pueblo Mágico de Bernal está cargado de energía positiva por lo tanto, abundan los espacios para hacerte una limpia chamánica o desintoxicarte con un baño sagrado de temazcal.
De lo mejor qué hacer en Bernal es adentrarte por la Calle Independencia, para visitar el Museo de la Máscara. Tiene más de 300 piezas traídas de diferentes latitudes, algunas están talladas en penca de maguey deshidratada o en hueso, por mencionar algunos.
Tradiciones que admiraras y deleitarán a tu paladar
En esta misma calle encontrarás puestos que ofrecen el platillo típico, las gorditas de maíz quebrado. Pero, si buscas una comida o cena más formal, date una vuelta por la calle Juan Aldama, con restaurantes y bares coquetos. Tenemos que advertirte algo, Bernal no es muy popular por su vida nocturna, así que la fiesta en el pueblo se termina antes de la una de la mañana.
Para comprar artesanías, nada como el Centro Artesanal La Aurora, frente al Jardín Principal. Aquí verás a los artesanos en acción, confeccionando abrigos, rebozos, tapetes y cojines hechos en lana y tejidos en telar de pedal.
En los alrededores podrás emprender la Ruta del Queso y Vino y conocer la comunidad de San Antonio de Cal, ubicada a espaldas de la Peña de Bernal. Ahí, se conservan intactas las costumbres de la cultura otomí-chichimeca, por lo que la región fue declarada Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco.
La Peña de Bernal está considerada como el tercer monolito más grande del mundo, después del Peñón de Gibraltar (Mediterráneo) y el Pan de Azúcar (Río de Janeiro). Su majestuosidad se levanta sobre el Pueblo Mágico de San Sebastián Bernal, en Querétaro, fundado en el siglo XVII.
Se calcula que la Peña de Bernal tiene una altitud de 2,510 metros sobre el nivel del mar y de 350 metros sobre el nivel del pueblo, por lo que es posible atrapar una panorámica de toda esta región queretana.
Asentamientos ancestrales
Para la cultura otomí-chichimeca, la peña es un cerro sagrado, ya que en su cima se encuentra una cruz prehispánica labrada en piedra, que los antepasados solían venerar antes de la llegada de los españoles y la evangelización de la región. Hasta el día de hoy, cada 4 de mayo, los indígenas escalan en procesión hasta la cima del peñasco cargando una cruz de madera de 85 kilos.
La mejor manera de visitar la Peña de Bernal es ascendiendo por una de sus caras. El camino está perfectamente trazado para no requerir de algún equipo especial de escalada. Sin embargo, no cualquiera puede alcanzar su cima, ya que el último tramo de 45 metros es totalmente vertical, por lo que sí se requiere de aditamentos especiales. En el pueblo se contratan las expediciones para subirla por completo.
Otra manera de recorrer la peña es a bordo de un safari. Este vehículo lleva a descubrir el manantial y la caverna con pinturas rupestres que se esconden en el cerro.
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