La empresa del multimillonario Richard Branson envió a la clavícula de un Australopithecus sediba de casi 2 millones de años de antigüedad y el hueso de un pulgar de Homo naledi a bordo de su tercer vuelo comercial.
El experimento, llevado a cabo en colaboración con la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica, tuvo como objetivo explorar las posibilidades de estudiar la evolución humana en el espacio.
Los fósiles, que fueron descubiertos en la Cuna de la Humanidad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cerca de Johannesburgo, fueron transportados en un contenedor de fibra de carbono para preservarlos correctamente.
“El viaje de estos fósiles al espacio representa la apreciación de la humanidad por la contribución de todos los antepasados de la humanidad y nuestros parientes antiguos”, expresó el profesor Lee Berger, director del Centro para la Exploración del Viaje Humano Profundo de la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica.
La compañía Virgin Galactic, del multimillonario Richard Branson, ha realizado hasta el momento tres viajes comerciales en los que ha transportado turistas al espacio. El primero se llevó a cabo el pasado 10 de agosto, con tres pasajeros abordo de su avión suborbital VSS Unity.
El segundo vuelo, que tuvo lugar el 12 de septiembre, también contó con tres pasajeros, entre ellos el empresario y conservacionista Timothy Nash, quien compró su boleto a bordo de la nave Unity VSS desde 2006. Nash fue el responsable de llevar los restos fósiles al espacio.
El tercer vuelo, que tuvo lugar el 16 de septiembre, fue el primero en el que viajaron seis pasajeros, entre ellos el exastronauta de la NASA, Beth Moses.
El experimento de Virgin Galactic con los restos fósiles humanos es un paso importante en el estudio de la evolución humana en el espacio. Los resultados de esta investigación podrían ayudar a los científicos a comprender mejor cómo los humanos se adaptaron a la vida en condiciones de microgravedad.