La Jabalinada
Por Bruno Cortés
La primera quincena de agosto de 2024 ha marcado un nuevo punto crítico en México, con un alarmante incremento en la violencia que ha dejado 1,095 asesinatos en solo quince días. A esta crisis de seguridad se suma la situación de peligro que enfrentan los periodistas, con 47 asesinados durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Mientras tanto, el presidente se acerca al final de su mandato, cargando con el peso de promesas incumplidas y un legado de corrupción que ha dejado insatisfecho a un país en busca de justicia y seguridad.
Un agosto sangriento: La violencia imparable en México
México enfrenta una crisis de violencia que parece no tener fin. La primera quincena de agosto de 2024 ha sido una de las más sangrientas del año, con un total de 1,095 asesinatos registrados. El primer día del mes fue el más violento, con 88 homicidios, una cifra que refleja la gravedad de la situación. Guanajuato, Estado de México, Baja California, Chihuahua, Jalisco y Michoacán continúan siendo los epicentros de esta tragedia, donde el crimen organizado ha encontrado terreno fértil para sembrar terror.
Este aumento en la violencia no es un fenómeno aislado; es el resultado de años de políticas de seguridad ineficaces y una falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno. Desde hace más de una década, México ha registrado cifras alarmantes de homicidios dolosos, superando los 30,000 asesinatos anuales. Estos números reflejan una realidad donde la vida humana parece haber perdido valor, y donde la impunidad sigue siendo la norma.
El impacto de esta violencia es devastador. No solo afecta la percepción de seguridad de los ciudadanos, sino que también tiene repercusiones en la economía, el turismo y el bienestar social. Las comunidades más afectadas viven en un estado constante de miedo, y la falta de una respuesta efectiva por parte del gobierno solo agrava la situación. El promedio diario de asesinatos ha mostrado un aumento preocupante en comparación con meses anteriores, lo que subraya la urgencia de implementar estrategias más efectivas para enfrentar esta crisis.
El periodismo bajo ataque: La peligrosa realidad de ser periodista en México
En este contexto de violencia, ser periodista en México es una profesión de alto riesgo. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, que comenzó en diciembre de 2018, se han documentado 47 asesinatos de comunicadores. Estas cifras son un reflejo de la grave crisis de seguridad que enfrenta la prensa en el país, donde informar puede costar la vida.
A la violencia letal se suman las agresiones físicas y psicológicas, que han aumentado en un 62% en comparación con el sexenio anterior. Durante el mismo periodo, se han registrado 3,408 agresiones contra periodistas, lo que equivale a un ataque aproximadamente cada 14 horas. Estas cifras son alarmantes y ponen en evidencia la vulnerabilidad en la que operan los periodistas en México.
Además de los asesinatos, se han reportado cuatro desapariciones de periodistas, lo que agrava aún más la situación. La desaparición forzada es una de las formas más brutales de censura, y en muchos casos, los cuerpos de los periodistas nunca son encontrados, dejando a sus familias en un limbo de incertidumbre y dolor.
Organismos internacionales como Amnistía Internacional y Reporteros Sin Fronteras han alzado la voz en reiteradas ocasiones, señalando a México como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo. Amnistía Internacional ha destacado que la violencia contra la prensa en México es grave e incesante, mientras que Reporteros Sin Fronteras ha hecho un llamado a los candidatos políticos para que se comprometan a adoptar medidas concretas que protejan a los comunicadores y combatan la impunidad.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación, no ha habido avances significativos en la protección de los periodistas. Los mecanismos de protección existentes han sido criticados por su ineficacia y falta de recursos, lo que deja a los periodistas a merced de sus agresores. El gobierno de López Obrador, a pesar de sus promesas de cambio, no ha logrado frenar esta ola de violencia, y la libertad de expresión en México sigue estando en peligro.
Un sexenio de promesas rotas y corrupción: El legado de López Obrador
Andrés Manuel López Obrador llegó al poder con la promesa de transformar a México, pero a medida que su sexenio se acerca a su fin, muchas de esas promesas han quedado en el aire. López Obrador concluirá su mandato el 1 de octubre de 2024, un mes antes de lo habitual debido a una reforma electoral de 2014. Durante su administración, se destacó por ser el primer presidente en someterse a un proceso de revocación de mandato, donde 15.4 millones de ciudadanos votaron para que continuara en el cargo. Sin embargo, el entusiasmo inicial se ha desvanecido, y su legado es objeto de un escrutinio cada vez mayor.
Una de las promesas más sonadas de AMLO fue la erradicación de la corrupción, un mal que ha carcomido a México durante décadas. Sin embargo, la percepción de corrupción en el país ha permanecido alta. Según el Índice de Percepción de la Corrupción 2022 de Transparencia Internacional, México obtuvo una calificación de 31 puntos, ocupando el lugar 126 de 180 países. Esta calificación no ha mostrado mejoras significativas en los últimos años, lo que indica que los esfuerzos para combatir la corrupción han sido insuficientes.
El escándalo de Segalmex, donde se desviaron aproximadamente 15,308 millones de pesos en la empresa paraestatal Seguridad Alimentaria Mexicana, es uno de los ejemplos más notorios de corrupción durante el sexenio de López Obrador. A pesar de la magnitud del desfalco, el presidente ha minimizado el caso, calificándolo como «el único caso de corrupción» en su gobierno. Hasta ahora, no ha habido detenidos relacionados con este caso, lo que pone en duda el compromiso del gobierno con la justicia y la transparencia.
Otra de las promesas incumplidas fue la de realizar licitaciones públicas para los contratos gubernamentales. No obstante, durante los primeros meses del gobierno de AMLO, el 74.3% de los contratos se adjudicaron de manera directa, replicando prácticas de administraciones anteriores que favorecen la opacidad y la falta de competencia.
López Obrador también prometió atención especial a los pueblos indígenas, pero la realidad muestra que la situación de estos grupos ha empeorado. La violencia, la pobreza y la falta de oportunidades continúan afectando a las comunidades indígenas, y los esfuerzos del gobierno han sido insuficientes para mejorar sus condiciones de vida.
El proyecto de austeridad, que buscaba reducir los sueldos de los altos funcionarios y eliminar los privilegios de la clase política, ha sido objeto de críticas. Aunque se implementaron algunas medidas de austeridad, la percepción de corrupción y el uso de recursos públicos para proyectos emblemáticos como el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas han generado controversia. Además, la promesa de descentralizar el gobierno ha avanzado a paso lento, enfrentando múltiples obstáculos que han impedido su implementación efectiva.
En cuanto a las becas y la educación, AMLO prometió un impulso significativo en estos ámbitos, pero muchas de las iniciativas no han cumplido las expectativas. Las universidades que prometió crear no han sido suficientes para atender la demanda, y los programas de becas han sido criticados por su enfoque selectivo y por no llegar a todos los sectores que lo necesitan.
Un futuro incierto para México
A medida que el sexenio de López Obrador llega a su fin, México se encuentra en un momento de incertidumbre. La violencia sigue en aumento, los periodistas continúan siendo blanco de ataques y las promesas de un gobierno más honesto y transparente se han quedado en palabras vacías. El legado de AMLO está marcado por promesas incumplidas y una corrupción persistente que ha dejado a la ciudadanía desilusionada y desconfiada.
El próximo gobierno enfrentará enormes desafíos para revertir esta situación. La violencia, la inseguridad y la corrupción son problemas que requieren una acción inmediata y contundente. La sociedad mexicana espera que las nuevas autoridades sean capaces de enfrentar estos desafíos con un enfoque renovado y un verdadero compromiso con la justicia, la transparencia y el bienestar de todos los ciudadanos.