Sinaloa a 18 de agosto, 2024.- En las últimas 24 horas, la violencia en Sinaloa ha alcanzado niveles alarmantes con el registro de siete homicidios, uno de los cuales destaca por la brutalidad del crimen y la notoriedad de la víctima. Entre los muertos se encuentra Martín García Corrales, alias «El Tano», un conocido operador del Cártel de Sinaloa y cercano a Ismael “El Mayo” Zambada. «El Tano» era buscado por las autoridades estadounidenses, que ofrecían una recompensa de 4 millones de dólares por información que llevara a su captura.
El cuerpo de Martín García Corrales fue encontrado junto a otros dos hombres en un camino rural que conduce a la comunidad del Aguaje, en el municipio de Elota, a unos 110 kilómetros de Culiacán. Los tres cadáveres presentaban signos de tortura, con las manos atadas a la espalda, los rostros cubiertos con cinta adhesiva y múltiples impactos de bala. Esta escena macabra ha dejado a la comunidad en shock, incrementando la preocupación por la creciente violencia en la región.
Martín García Corrales, junto a su hermano Leobardo, conocido como “La Loba”, eran considerados por las autoridades estadounidenses como operadores clave en el tráfico de drogas, vinculados directamente al Cártel de Sinaloa. La muerte de «El Tano» representa un golpe significativo para la estructura delictiva, pero también abre la puerta a posibles represalias y más violencia en la zona.
Además de este triple homicidio, otras cuatro personas fueron asesinadas en diferentes puntos de Sinaloa en las mismas 24 horas. En Mazatlán, un turista estadounidense identificado como Alejandro “N” fue abatido en la playa Gaviota, mientras que su acompañante, Karen “N”, resultó herida. Los agresores lograron escapar, a pesar de los operativos desplegados por la policía local.
En Culiacán, otros ataques dejaron un saldo de dos heridos y dos muertos en distintas colonias. La Fiscalía General del Estado ha iniciado las investigaciones correspondientes, pero hasta ahora no se ha logrado identificar a los responsables.
Estos asesinatos subrayan la escalada de violencia en Sinaloa, una región históricamente controlada por el narcotráfico, donde los ajustes de cuentas y la lucha por el poder entre facciones criminales parecen no tener fin. La comunidad vive con temor, mientras las autoridades luchan por contener una situación que parece estar fuera de control.