Sinaloa a 17 de septiembre, 2024.- La guerra por el control del Cártel de Sinaloa ha escalado a niveles alarmantes. Enfrentamientos entre los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán, conocidos como “Los Chapitos,” e Ismael “El Mayo” Zambada, jefe de una facción rival, han dejado al menos 37 muertos en la última semana en Sinaloa. Esta ola de violencia tiene a la entidad en estado de alerta y ha afectado severamente la vida diaria en Culiacán, la capital del estado, y municipios cercanos.
Del 8 al 15 de septiembre, Sinaloa ha sido el escenario de enfrentamientos entre civiles armados y fuerzas del orden, dejando un rastro de 37 muertos, según informes de las autoridades. La violencia se intensificó el 15 de septiembre, día en el que se reportaron 14 homicidios en la entidad, coincidiendo con los festejos del Grito de Independencia que tuvieron que ser cancelados en varios municipios.
El gobernador del estado, Rubén Rocha Moya, ha reconocido la gravedad de la situación, pero ha rechazado que Sinaloa esté «rebasado» por los cárteles. «Estamos sofocando los focos de violencia, se están haciendo grandes decomisos», afirmó el mandatario, tratando de transmitir tranquilidad.
Sin embargo, la situación se ha desbordado en ciertos momentos. En Culiacán, el cierre de negocios y la suspensión de clases se ha vuelto una constante ante los tiroteos y bloqueos que ocurren en diferentes puntos de la ciudad. Además, el hackeo a las páginas del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y del Colegio de Bachilleres del Estado de Sinaloa (COBAES), donde los responsables dejaron el mensaje «Se viene más muerte en Sinaloa», ha aumentado la sensación de inseguridad entre los habitantes.
El origen del conflicto: La disputa por el trono del Cártel de Sinaloa
La violencia en Sinaloa se relaciona directamente con la pugna por el control del Cártel de Sinaloa, uno de los grupos criminales más poderosos del mundo. Tras la detención de Ismael “El Mayo” Zambada en Estados Unidos el pasado 25 de julio, las facciones lideradas por «Los Chapitos» y «Los Mayos» han entrado en una feroz lucha por el poder.
“El Mayo”, detenido en El Paso, Texas, tras ser secuestrado por uno de los hijos de “El Chapo”, enfrenta 17 cargos en un tribunal federal de Nueva York, lo que ha provocado un desequilibrio en la estructura del cártel. «Los Chapitos», liderados por Joaquín Guzmán López, han lanzado una serie de ataques violentos en un intento de consolidar su control sobre las operaciones del cártel.
Mensajes entre los grupos han sido dejados en las escenas del crimen, destacándose los sombreros encontrados en los cuerpos, una referencia a “El Mayo,” apodado “El señor del sombrero”. El nivel de violencia también ha incluido ataques simbólicos como la aparición de restos humanos junto a una caja de pizza, un mensaje asociado a «La Chapiza», la facción de «Los Chapitos».
La situación ha generado un ambiente de miedo entre los ciudadanos, que temen verse atrapados en el fuego cruzado. La suspensión de los festejos patrios y el incremento de los homicidios han paralizado la región, afectando la vida cotidiana de miles de personas. Además, un soldado perdió la vida durante los enfrentamientos con grupos armados el 16 de septiembre, intensificando el conflicto entre las fuerzas federales y los cárteles.
Desde la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha minimizado la situación, calificándola como un problema focalizado en Culiacán y pidiendo a los grupos criminales que actúen con «mínimo de responsabilidad». López Obrador también ha hecho un llamado para que los conflictos entre los cárteles no se resuelvan con violencia.
A pesar de las medidas tomadas por el gobierno estatal y las fuerzas federales, la violencia en Sinaloa parece lejos de desaparecer. Con un cártel fragmentado y en plena lucha interna por el control, las autoridades enfrentan el reto de garantizar la seguridad de los ciudadanos mientras intentan contener a los grupos criminales.
La situación actual refleja el alto costo de las pugnas internas en las organizaciones criminales, y Sinaloa, una vez más, se encuentra en el epicentro de esta lucha por el poder. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si las autoridades logran controlar la escalada de violencia, o si esta continuará afectando la vida de miles de sinaloenses.