El Día de Muertos, celebrado principalmente los días 1 y 2 de noviembre, es una festividad de profunda raíz en la cultura mexicana. Más allá de la conmemoración, representa una vibrante mezcla de antiguas tradiciones prehispánicas y rituales católicos. Durante estas fechas, México se viste de colores, sabores y música, dando la bienvenida a las almas de aquellos que han partido. Si buscas vivir esta experiencia en su máxima expresión, estos son los destinos que debes considerar:
- Pátzcuaro, Michoacán: Este pintoresco pueblo mágico se convierte en el epicentro de la celebración. En la Isla de Janitzio, en medio del Lago de Pátzcuaro, se lleva a cabo una de las ceremonias nocturnas más impresionantes, con canoas iluminadas y panteones resplandecientes.
- Oaxaca, Oaxaca: Las calles de la ciudad de Oaxaca se llenan de coloridos altares, mientras las comparsas danzan al son de la música tradicional. En los mercados, es imperdible probar el pan de muerto y el chocolate caliente.
- Mixquic, Ciudad de México: Aunque en la gran capital se celebran numerosos eventos, el pequeño pueblo de Mixquic, al sur de la ciudad, ofrece una experiencia más tradicional. Las campanas repican anunciando la llegada de las almas, mientras los habitantes recorren el panteón adornando las tumbas de sus seres queridos.
- Aguascalientes: Cuna del famoso grabador José Guadalupe Posada, creador de la icónica «Catrina». Aquí, el Festival de las Calaveras reúne a miles con desfiles, exposiciones y eventos culturales.
- San Andrés Mixquic: Situado en el sureste de la Ciudad de México, este lugar es famoso por su panteón iluminado, donde las tumbas se decoran con miles de velas, cempasúchil y copal.
Más allá del destino que elijas, es esencial acercarse con respeto y admiración a estas celebraciones, recordando que, para muchos, es un momento sagrado de conexión con sus ancestros. El Día de Muertos es una invitación a entender la muerte desde otra perspectiva, no como un final, sino como una continuación del ciclo de la vida.