Las unidades de género en el Poder Legislativo son fundamentales, pues desde estas instancias se realiza la labor de convencimiento para empatar la normatividad con la cero tolerancia a la violencia en contra de las mujeres, el lenguaje inclusivo y no discriminatorio, así como las políticas públicas y programas para la igualdad de género, destacaron especialistas en el Senado de la República.
La titular de la Unidad Técnica para la Igualdad de Género del Senado, Zulma Eunice Campos Mata, destacó que se trata de mecanismos revisores y supervisores de la trazabilidad de la perspectiva de género.
La funcionaria participó en el conversatorio “Parlamentos sensibles al género”, en el marco del segundo y último día de los trabajos del “Encuentro Nacional de Parlamento Abierto en México”, organizado por el Instituto Belisario Domínguez y el Instituto Nacional Demócrata, un organismo internacional con sede en Washington, DC.
Campos Mata señaló que la importancia de crear las unidades de género no fue una ocurrencia de hace una década, pues se crearon a partir de la Conferencia Mundial de las Mujeres, con la participación de representantes de los cinco continentes, donde denunciaron las mismas desigualdades, la misma violencia con motivos de género que se registran hoy a nivel mundial.
Estas reuniones mundiales realizadas en Beijing, China, significaron un parteaguas para el mundo, al crear mecanismos para que las mujeres no sólo hablaran sobre la necesidad de la igualdad y la discriminación sistemática que vivían, sino que en esa plataforma se establecieron dos esferas de impacto de manera transversal a lo largo de la vida de una mujer, desde niña hasta persona adulta, destacó.
Aseguró que fue entonces cuando se crearon estos mecanismos de igualdad de género, que son revisores y supervisores de la trazabilidad de la perspectiva de género.
“¿Qué quiere decir esto?: influir en la metodología analítica para conocer y disminuir la desigualdad entre mujeres y hombres.
“Este parlamento es sensible al género y me atrevo a decir que el Senado de la República lo es, porque la 64 y 65 Legislaturas son paritarias, integradas por 63 senadoras y 65 senadores, 128 en total, a través de esta transformación determinante a nivel nacional”, resaltó.
Agregó que esta Legislatura fue la que aprobó la paridad de género de manera constitucional, no sólo en el ámbito legislativo, sino también en el ámbito de los tres Poderes de la Unión: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
“Esto nos da la pauta para asegurar que hay mujeres al frente de estos espacios que toman decisiones, pero que éstas tienen un enfoque diferente: sí vemos las cosas de manera diferente las mujeres, porque lo vivimos. Hay una resistencia permanente y se sigue insistiendo en llamarlos como temas de mujeres, cuando son temas de toda la población”, enfatizó.
Comentó que México cuenta con la Norma Oficial 025, la cual es una acción voluntaria, que los centros de trabajo pueden decidir incorporarla de manera transversal e interseccional en las instituciones, donde realizan un diagnóstico para identificar las rutas de desigualdad y corregirlas, así como para saber cómo se toman las decisiones en el Congreso.
Lo anterior, para empatar la normatividad, con base en tres principios fundamentales: cero tolerancia a la violencia contra las mujeres; lenguaje inclusivo y no discriminatorio; y el proceso de políticas públicas o programas para la igualdad de género, expuso.
Destacó el Protocolo del Senado de la República para prevenir los diferentes tipos y modalidades de violencia de género.
A su vez, la Maestra María Patricia Molina Durán, titular de la Unidad de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Igualdad de Género del Congreso de Zacatecas, señaló que aún hay resistencias institucionales al interior de todos los congresos para avanzar en la igualdad de género.
Por su parte, Karla Velázquez, directora senior del Instituto Nacional Demócrata, expuso que desde hace 21 años, en ese organismo internacional pusieron en marcha un programa para el fortalecimiento de los parlamentos abiertos, como una herramienta, no sólo para que los congresos sean cercanos en la práctica a quienes representan, sino para que la parte de la ciudadanía pueda aprender a aproximarse a sus instituciones de manera pacífica.