Texto y fotos Bruno Cortés
En una noche inolvidable, el legendario cantante panameño Rubén Blades convirtió el Paseo de la Reforma en el epicentro de la salsa y la alegría para despedir el año. El concierto de fin de año, realizado en la Glorieta del Ahuehuete, no fue solo un evento musical, sino una fiesta que encapsuló el espíritu festivo de la Ciudad de México.
Desde temprano, fanáticos de Blades y amantes de la salsa se congregaron en el emblemático lugar, creando un ambiente vibrante y colorido. Banquitos dispuestos para el descanso, frituras típicas y una decoración iluminada con luces de colores dieron un toque especial a la espera del artista. La anticipación era palpable, y muchos llegaron horas antes para asegurar un sitio privilegiado.
El ambiente se mantuvo eléctrico mientras un DJ, en un acto de maestría musical, mezclaba salsa, electrónica y ritmos tropicales, incluyendo algunas de las icónicas canciones de Blades. Esta mezcla única animó a los presentes a bailar y disfrutar, creando una atmósfera festiva y de unión.
Cuando el reloj marcó las 22:30, Rubén Blades, acompañado por Roberto Delgado y El Big Band de Panamá, hizo su esperada aparición. Lo que siguió fue una cátedra musical donde Blades demostró por qué sigue siendo una figura imponente en el mundo de la salsa. El concierto, que se estimó duraría dos horas y media, fue un recorrido por la carrera del artista, mezclando distintos formatos musicales y presentando composiciones que han marcado su trayectoria.
El clímax de la noche llegó con el conteo regresivo para recibir el año nuevo. Mientras los acordes de Blades acompañaban los últimos segundos del año, la multitud, unida en celebración, dio la bienvenida al nuevo año con alegría y esperanza. Este concierto gratuito no solo fue un regalo para los fanáticos del cantante, sino también un símbolo de la riqueza cultural y el espíritu comunitario de la Ciudad de México.
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