Ciudad de México, 23 de febrero de 2024. En un giro económico que supera las expectativas del mercado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que la inflación en México ha visto una notable desaceleración, gracias en gran parte al descenso en los precios de los productos agropecuarios, especialmente los tomates. Este fenómeno ha contribuido a que la inflación general anual se redujera al 4.45% en la primera quincena de febrero, desde el 4.87% registrado en el período anterior, marcando el menor aumento desde noviembre de 2023.
La primera mitad de febrero registró una disminución del 0.1% en el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), siendo esta la primera caída observada en cinco quincenas. Los precios de los productos agropecuarios experimentaron una baja quincenal del 3.95%, destacando los descensos en el pollo y los tomates, estos últimos revirtiendo las subidas previas.
Contrastando con la caída de los precios agropecuarios, los costos de energía vieron un incremento del 1.5% debido a subidas en el gas LP y la gasolina. Estas cifras superaron las proyecciones de los analistas, quienes anticipaban una inflación del 4.7% con un aumento quincenal del 0.17%.
Iván Arias, director de estudios económicos de Citibanamex, señaló la sorpresa ante la baja inflación, atribuida a una mayor reversión en los precios del jitomate y a una inflación subyacente menos acelerada de lo esperado. A pesar de esta moderación, México ha mantenido su inflación anual fuera del objetivo del Banco de México (3-4%) durante 71 quincenas consecutivas.
El repliegue de la inflación se apoyó significativamente en la caída del precio del jitomate, que descendió un 35.39%, contribuyendo con 0.421 puntos a la disminución de la inflación. Otros productos como el tomate verde, el pollo, y la calabacita también registraron descensos notables.
En contraparte, el gas doméstico LP y la gasolina de bajo octanaje representaron las principales presiones al alza sobre la inflación, con aumentos del 8.06% y 1.29%, respectivamente.
El índice de precios subyacente, indicador clave para la tendencia a mediano y largo plazo de la inflación, registró un aumento del 0.24% quincenal y 4.63% anual, mientras que el índice de precios no subyacente mostró una caída del 1.10% quincenal.
Arias anticipa una continua disminución en la presión sobre los precios subyacentes, gracias a una proyectada desaceleración del consumo y la apreciación del peso. No obstante, advierte sobre las persistentes presiones en los precios de los servicios, vinculadas a factores internos y un mercado laboral ajustado.