En un esfuerzo por rescatar la alfarería tradicional de Paticajo, Minatitlán, dos mujeres apasionadas se unen para preservar un legado invaluable. Brenda Gutiérrez Montaño, diseñadora industrial y entusiasta del voluntariado, ha encontrado en la talentosa artesana Adela García una aliada en esta misión cultural. Desde hace más de diez años, Brenda ha recorrido un camino lleno de aprendizajes y realidades diversas en México, y su interés por la cerámica se concretó al conocer a Adela, la última artesana que trabaja con barro blanco y lo decora con una tinta rosa única.
Brenda comenzó su viaje al investigar la artesanía en Paticajo durante su último semestre en la Universidad de Colima en 2017. Su proyecto, respaldado por el Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), fue una solicitud de Adela, dando inicio al «Rescate de la Alfarería Tradicional de Paticajo». “Es un honor haber encontrado este tesoro y recibir el conocimiento de Adela, no solo para mí, sino para quienes deseen continuar su legado”, expresa Brenda con fervor.
El encuentro con Adela marcó un hito en la vida de Brenda, quien decidió canalizar su proyecto académico hacia un esfuerzo colaborativo. Juntas, buscaron recursos y capacitación para más artesanos de la comunidad. A pesar de haber culminado su carrera, Brenda no podía ignorar el deseo de seguir apoyando a Adela. Así, presentó el proyecto «Un tesoro en el patio de mi casa», con el que obtuvo estímulos del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (Pecda).
Como parte de este nuevo capítulo, Brenda y Adela han organizado talleres de alfarería dirigidos a personas de todas las edades, permitiendo a la comunidad experimentar y aprender esta ancestral técnica. El primero ya se llevó a cabo en Paticajo, y otro está programado en Colima, donde se realizará una exposición y venta de las piezas elaboradas.
Adela, a sus 74 años, sigue llena de energía y pasión por la alfarería, un arte que aprendió a los ocho años de su abuela. Su dedicación se refleja en la variedad de piezas que crea para celebraciones y eventos comunitarios. “Mi objetivo es ayudar a Adela a volver a la actividad y asegurar que este arte perdure”, señala Brenda, quien está comprometida en documentar el proceso creativo de Adela a través de grabaciones y fotografías.
Brenda destaca la importancia de que los diseñadores trabajen de la mano con los artesanos, promoviendo un enfoque colaborativo y social en sus proyectos. “Es fundamental cuestionarnos cómo podemos generar impacto social y aprender de las comunidades en lugar de imponer nuestras ideas desde un privilegio”, concluye.
Juntas, Brenda Gutiérrez y Adela García no solo están rescatando una tradición, sino que también están construyendo puentes entre el arte y la comunidad, asegurando que el legado de la alfarería de Paticajo siga vivo en las manos de futuras generaciones.