Por Bruno Cortés
La política mexicana vivió un giro inesperado con el anuncio de Enrique de la Madrid, quien decidió cerrar un capítulo de 43 años en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Este histórico priista y aspirante presidencial dejó claro que su salida no es una despedida de la política, sino un replanteamiento de su papel en la vida pública del país.
«Si quiero acabar con la polarización, tengo que cambiar de espacio», afirmó De la Madrid al anunciar su decisión, una frase que encapsula tanto su frustración con el actual rumbo del PRI como su determinación por construir un México más unido. Pero ¿qué lo llevó a este punto de quiebre?
El PRI: Entre el legado y la crisis
El PRI no es cualquier partido para Enrique de la Madrid. Fue la plataforma que llevó a su padre, Miguel de la Madrid, a la Presidencia en 1982, y el escenario de sus propias aspiraciones políticas. Sin embargo, bajo la actual dirigencia de Alejandro Moreno, el partido ha enfrentado una desbandada sin precedentes. Figuras clave como Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu y Eruviel Ávila ya abandonaron el barco, dejando a un PRI debilitado y cuestionado.
Para De la Madrid, el distanciamiento fue más que ideológico: era una cuestión de visión. Años de discrepancias sobre cómo enfrentar los retos del país y una aparente falta de diálogo positivo lo llevaron a buscar otros caminos.
Un México mejor: La nueva misión de Enrique
Aunque muchos lo ven como un movimiento estratégico, su salida también tiene un tono de idealismo. De la Madrid ha repetido que su intención es contribuir a un «mucho mejor México», más allá de los colores partidistas. Si bien no ha revelado su próximo paso, su postura sugiere que podría buscar un enfoque independiente o sumarse a un proyecto político distinto al PRI, en busca de consensos y menos polarización.
¿El último golpe para el PRI?
La salida de De la Madrid suma un clavo más al ataúd de un partido que alguna vez fue el gigante político de México. Con más de 10 figuras prominentes renunciando durante el liderazgo de Alejandro Moreno, el PRI enfrenta una crisis que parece irreversible. La falta de apoyo público de la dirigencia tras la renuncia de Enrique de la Madrid no hizo más que subrayar las tensiones internas y el desgaste institucional.
¿Qué sigue para Enrique de la Madrid?
El camino está lleno de incertidumbre. ¿Buscará una candidatura independiente? ¿Se unirá a un movimiento opositor? Lo que es seguro es que su salida no es el final de su carrera, sino el comienzo de una etapa que promete mantenerlo en el centro del debate político nacional.
La renuncia de Enrique de la Madrid no solo resalta las fracturas internas del PRI, sino también el hartazgo de muchos políticos tradicionales con las viejas estructuras. ¿Será este el empujón que necesita México para renovar su clase política? Solo el tiempo lo dirá.