Un diamante desenterrado en una mina de diamantes de Botsuana es una de las piedras gracias a las que podemos obtener información sobre el interior de nuestro planeta. Сontiene restos de minerales que sugieren que el diamante se formó a 660 kilómetros bajo la superficie de la Tierra, y ese entorno puede ser rico en agua, indica un nuevo estudio.
Un equipo de investigadores dirigido por el físico de minerales Tingting Gu, del Instituto Gemológico de Nueva York y la Universidad de Purdue, estudiando en detalle una de las gemas formadas en el calor y la presión extremos, encontró 12 inclusiones minerales y un grupo de inclusiones lechosas.
Utilizando la espectroscopia micro-Raman y la difracción de rayos X, los investigadores examinaron estas inclusiones para determinar su naturaleza. Entre ellas encontraron un conjunto de ringwoodita (silicato de magnesio) en contacto con ferropericlasa (óxido de magnesio/hierro) y enstatita (otro silicato de magnesio con una composición diferente).
La presencia de tales minerales en el diamante indica que la piedra se formó a una enorme profundidad antes de volver a subir a la corteza. De hecho, el área donde se formó se la conoce como la discontinuidad de 660 kilómetros o área de transición: una frontera que divide el manto superior del manto inferior de la corteza de la Tierra.
Además, algunas de estas inclusiones presentaban características que sugerían que era de naturaleza hídrica, es decir, un mineral que se forma en presencia de agua. Por otra parte, otros minerales encontrados en el diamante, como la brucita, también son hídricos. Estos indicios sugieren que el entorno en el que se formó el diamante era bastante húmedo.
«La aparición de la ringwoodita junto con las fases hidrosas indica un entorno húmedo en este límite», escribieron Gu y sus colegas.
Ya se encontraron pruebas de la presencia de agua en la zona de transición, pero estas no han sido suficientes para determinar la cantidad de agua existente. ¿Fue una inclusión fortuita de una pequeña bolsa de agua localizada? ¿O hay mucha agua ahí abajo? El trabajo de Gu y su equipo apuntó más bien a la segunda versión.
«Aunque la formación de diamantes en el manto superior se asocia a menudo con la presencia de fluidos, rara vez se observaron diamantes superprofundos con conjuntos minerales similares en retroceso acompañados de minerales hidrosos», escribieron en su artículo.
Cabe señalar que estudios anteriores apuntaban a que la Tierra aglutina más agua de lo que se pensaba, y este último estudio podría dar una respuesta sobre el paradero de toda esta agua.
El estudio fue publicado en Nature Geoscience.