La obesidad es uno de los problemas de salud más graves de los últimos años. Más allá de los cambios en el estilo de vida, que incluyen una alimentación saludable y el ejercicio, hay dos opciones potenciales que pueden ayudar: cirugía bariátrica y medicamentos.
Un nuevo estudio científico ha revelado un fármaco dos veces más eficiente que cualquier otro medicamento existente para bajar de peso.
Los resultados de un experimento internacional a gran escala, publicados el 10 de febrero en el New England Journal of Medicine, podrían representar un «cambio de juego» para mejorar la salud de las personas con obesidad y desempeñar un papel importante para ayudar a reducir el impacto de las enfermedades, incluida el COVID-19.
Se trata del fármaco llamado semaglutida, que afecta el sistema de regulación del apetito en el cerebro, lo que reduce el hambre y la ingesta de calorías. Este medicamento ya se usa en el tratamiento de la diabetes tipo 2.
El experimento involucró a 2.000 adultos obesos en 16 países que tomaron una dosis semanal de semaglutida. Un grupo de control tomó placebo.
Después de 68 semanas de tratamiento con el fármaco, los participantes perdieron en promedio un 14,9% de su peso corporal. Y más del 30% del grupo perdió más del 20% de su peso corporal. Los que tomaron placebo perdieron una cantidad clínicamente insignificante de peso.
Los resultados muestran que semaglutida es hasta dos veces más efectivo que los medicamentos existentes para bajar de peso.
«Los hallazgos de este estudio representan un gran avance para mejorar la salud de las personas con obesidad. (…) Ningún otro medicamento se ha acercado a producir este nivel de pérdida de peso; esto realmente cambia las reglas del juego. Por primera vez, las personas pueden lograr a través de los medicamentos lo que solo era posible mediante la cirugía para bajar de peso», comentó Rachel Batterham, profesora de obesidad, diabetes y endocrinología de University College London.
Según la científica, el impacto de la obesidad en la salud ha sido puesto de relieve por el COVID-19, ya que aumenta notablemente el riesgo de morir por el virus. Además, la obesidad aumenta el riesgo de muchas enfermedades graves como los problemas cardíacos, diabetes tipo 2, hepatitis y ciertos tipos de cáncer. Y en este contexto, la semaglutida podría «tener importantes implicaciones para la política de salud», en particular, del Reino Unido, opinó, citada por Eurekalert.
En cuanto a los efectos secundarios, algunos participantes informaron haber experimentado náuseas y diarrea leves a moderadas que generalmente se resolvieron sin interrupción permanente del estudio.
«Aunque este tipo de fármacos pueden resultar útiles a corto plazo para conseguir una pérdida de peso rápida en casos de obesidad grave, no son una solución mágica para prevenir o tratar grados de obesidad menos graves, por lo que siguen siendo necesarias medidas de salud pública que fomenten los cambios de comportamiento como la actividad física regular y la moderación de la ingesta de energía en la dieta», advirtió por su parte el nutricionista Tom Sanders, profesor emérito del King’s College de Londres, que no participó en el estudio.