Por Juan Pablo Ojeda
Este sábado, el Zócalo de Ciudad de México será el escenario de una fiesta de proporciones inusuales. La razón: el último Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el presidente saliente que ha marcado una era en la política mexicana. Este evento anual, que ocurre cada 1 de septiembre, se convierte en una celebración de la gestión del mandatario y, a la vez, en una muestra de su inmensa popularidad.
La expectativa por este informe es tan alta que encontrar alojamiento cerca del Palacio Nacional se ha vuelto una tarea complicada. El acto, programado para comenzar a las 10:00 hora local (16:00 GMT), promete atraer a seguidores de todo el país. La emoción no es para menos; López Obrador, a punto de entregar la banda presidencial a Claudia Sheinbaum el 1 de octubre, mantiene un nivel de aprobación que sorprende a muchos.
Según un sondeo reciente de El Universal, el presidente tiene un 73% de aprobación, y la satisfacción general con su gobierno se sitúa en un sólido 65%. Este dato refleja un cambio positivo en la percepción pública, con un aumento del 6% en la creencia de que el país va por buen camino.
Mientras el Zócalo se prepara para el gran evento, el comercio local también se está beneficiando. En los alrededores del Palacio Nacional, los vendedores han visto un auge en la venta de souvenirs relacionados con López Obrador. Peluches, llaveros, tazas y otros artículos con la imagen del presidente se venden como pan caliente. Luz María Guzmán, una de las vendedoras en la Plaza de la Constitución, comenta entusiastamente sobre el incremento en la demanda. «Mucha gente viene a comprar estos recuerdos, especialmente los más mayores que aprecian las pensiones y jóvenes que valoran las becas», explica mientras muestra sus productos.
Entre los compradores está Lidia Zurita, quien ha adquirido varios souvenirs para su hijo, considerando el acto como un momento histórico. «Es emocionante ver a una mujer presidenta por primera vez, y tener estos recuerdos es una forma de conectar con la historia», señala.
Victoria Vega, otra ferviente admiradora, también ha comprado recuerdos, afirmando que, aunque el presidente no pudo cumplir todas sus promesas, ha trabajado arduamente durante su mandato. «Lo aprecio mucho, trabaja como si fueran 12 años en lugar de seis», dice mientras sostiene sus nuevos peluches.
La popularidad de López Obrador es evidente en los puestos de venta en la ciudad, donde tanto mexicanos como turistas se llevan un pedacito de esta era presidencial. Cristian García, quien vende exclusivamente productos de López Obrador, confirma el fervor de la gente. «Es increíble cómo la gente responde a estos recuerdos, especialmente en un momento tan significativo», dice.
Este último Informe de Gobierno no solo marca el fin de un capítulo en la política mexicana, sino que también es una celebración de un periodo que ha dejado una huella profunda en el país. Con el Zócalo lleno de seguidores, souvenirs y una palpable expectativa, el sábado será un día para recordar en la historia reciente de México.
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